vitoria - Para un vitoriano que durante muchos años ha tenido en Gipuzkoa su residencia lo peor de Catar es su clima. Del frío gasteiztarra y la lluvia de Donostia, al sofocante y perenne calor de Doha. Como cuando estuvo en Almería, pero elevado a la enésima potencia. "Siendo de Vitoria y llevando tiempo asentado en Gipuzkoa, lo que peor llevo es vivir a 50 grados. Cuando vienes del frío y de la lluvia que tenemos muy habitualmente por allí y te encuentras esto crees que no va a ser posible adaptarse", relata. Pero lo ha conseguido, como igualmente se ha adaptado al resto de condicionantes de un país culturalmente muy heterogéneo por el cruce de razas y culturas que alberga.
"Cambian los hábitos, las costrumbres y el idioma, pero estás haciendo lo que te gusta y en lo que te tienes que fijar a la hora de hacer balance es en tu familia. Nos planteamos hacer una gran experiencia que nos sirviera para enriquecernos culturalmente y así está siendo. Mi hijo Markel, con once años, ha hecho dos de escolarización en inglés que le va a servir para el futuro y también hemos tenido la opción de convivir con diferentes razas y culturas. Te hace sentir un poco más ciudadano de este mundo", señala.
Ese cruce de culturas es lo que más destaca el vitoriano, que al frente de un grupo de alrededor de cien trabajadores de varias nacionalidades en la Academia Aspire ha tenido que conjugar las peculiaridades de unas y otras procedencias: "Poder vivir en inglés, en francés y en castellano es una experiencia muy enriquecedora. Te da la oportunidad de conocer otras gentes y otras maneras de pensar y yo, con mi cargo, tengo que gestionar eso".
Y mientras que en las costumbres futbolísticas se ha encontrado con un país que vive retrasado con respecto a Occidente, donde Catar le gana la partida a todo el mundo es en las infraestructuras. Ver imágenes con los medios de que dispone la Academia Aspire -el Aspire Dome es su buque insignia con un campo de fútbol cubierto para 5.500 espectadores y en el que se pueden albergar trece disciplinas deportivas al mismo tiempo, pero al lado también hay campos al aire libre, una residencia, un colegio y un centro de estudios y medicina deportiva en los que trabajan cerca de cuatrocientas personas- es, simplemente, impresionante. Y, para Olabe, disponer de ellos para trabajar, lo máximo: "Es un país nuevo, que está creciendo mucho y que tiene un gran interés en ponerse a un nivel muy alto en todos los ámbitos. Las instalaciones son fantásticas y los medios una barbaridad. Llegas aquí a las ocho de la mañana y ves los recursos que tienes y la responsabilidad y exigencia que te pones es intentar estar a la misma altura de los medios y recursos que te dan. Es una de las mejores instalaciones del mundo, si no es la mejor". - B. Mallo