La mala suerte se cebó ayer con Lucas Egibar en Sochi. El rider donostiarra rindió a gran nivel, siendo uno de los participantes más agresivos de toda la competición de snowboard cross, pero un solo segundo sirvió para desmoronar su gran actuación. Egibar se fue al suelo en la semifinal, lo que le impidió clasificarse para la bajada en la que se repartirían las medallas. A pesar del golpe físico y moral, el guipuzcoano se rehizo y dio otra exhibición en la final de consolación. Egibar se vuelve con un diploma que acredita su séptimo puesto, un trofeo menos valioso que una medalla, pero que evidencia su gran talento, su buen hacer en Sochi y, sobre todo, su proyección de cara a futuros Juegos Olímpicos. El de ayer fue el mejor resultado cosechado por un deportistas vasco en todos los Juegos Olímpicos de invierno. Es el fruto, entre otras cosas, de la apuesta del Gobierno vasco por el programa BAT Basque Team, que en 2014 tiene más deportistas becados que nunca, 55 frente a los 49 de 2013.

La prueba de snowboard cross debió realizarse el lunes, pero la densa niebla con la que amaneció Sochi obligó a la organización a posponer la competición un día. La escasa visibilidad y la humedad, que reblandecía la nieve de la pista, fueron finalmente algo beneficioso para Lucas Egibar que, con dolores en un talón por una lesión del entrenamiento del sábado, podría tener un día más para recuperarse. Él lo advirtió el lunes y ayer cumplió con su amenaza. Desde la primera manga en la que compitió salió a por todas.

El donostiarra se impuso con autoridad en la primera bajada correspondiente a los octavos de final, en la que fue segundo su compañero de equipo, Regino Hernández. Minutos después, en los cuartos de final, Egibar volvió a demostrar que iba a por todas. En la pista, de 750 metros, con salida a 1.187 metros de altitud y un desnivel de 172, logró imponerse de nuevo, esta vez con el canadiense Kevin Hill en segunda posición. Fue en esa manga cuando Regino se fue al suelo y se despidió de la prueba.

Pero en la semifinal se acabó la buena racha del raider vasco. Tras un salto se tocó con Hill y ambos se fueron al suelo, quedándose sin poder disputar una final que ganaría el francés Pierre Vaultier. La plata fue para el ruso Nikolay Olyunin, que había ganado la semifinal en la que Lucas se fue al suelo, y el bronce fue para Alex Deibod, que en octavos no había podido ganar al donostiarra.

Despedida con victoria Lucas Egibar demostró después de qué están hechos los campeones y se rehizo moralmente para volver a ser el más competitivo. En la final pequeña, la final de consolación, volvió a ser el primero en atravesar la línea de meta, por lo que certificaba su séptimo puesto en su debut en unos Juegos Olímpicos con solo 20 años.

Una vez asimilado su resultado, Lucas Egibar estaba muy satisfecho con su papel: "Creo que la gente tendría que mirar lo que pudo haber sido, porque tenía el físico para estar delante. Llegaba muy bien de forma a las bajadas, que requerían un físico increíble". En cuanto al percance que le dejó fuera de la lucha por las medallas, el guipuzcoano explicaba que se trató de un lance típico de esta espectacular modalidad: "He tenido una caída. Me toqué con el canadiense y eso es lo que ha pasado. Quitando eso, el resto de las rondas he bajado de una forma increíble. Tuve un error en la zona de salida de uno de los dubbies y me caí pegado al canadiense. Las tablas iban chocando. Él ha puesto el canto y nos hemos caído. No es culpa suya, la nieve estaba muy mal".

A pesar de soñar con la medalla olímpica, Egibar abandona Sochi feliz con su séptimo puesto: "Estoy muy contento, porque no estoy al cien por cien por culpa del talón. Me dolía por la mañana y aún me duele algo". Preguntado sobre qué posibilidades hubiese tenido en la final, era cauto: "Nunca se sabe, pero viendo la final y sabiendo lo rápido que iba, igual hubiera podido rascar una medalla. Ahora no se puede decir nada, me pasó esto y no hay nada que decir".