bilbao. Cuatro días antes de la carrera, de todo un Mundial, salta la noticia: Zdenek Stybar, dos veces arco iris, iba a acudir a Hoogerheide. El corredor del Omega Pharma-Quick Step tomaba la decisión después de apenas dejarse ver durante toda la temporada de la especialidad. Con muy pocos kilómetros este invierno sobre el barro, el checo acudía a una cita en la que todas las miradas estaban puestas sobre el vigente campeón del mundo, Sven Nys. Finalmente la carrera se convirtió en un pulso antológico entre los dos corredores que se decantó del lado del checo. El Caníbal fue incapaz de mantenerse entero en el mano a mano y vio cómo Stybar sumaba su tercer título mundial.

El circuito se presentó con menos barro que en la víspera, por lo que la carrera fue más rápida de lo esperado. Desde el inicio se creó un grupo de cuatro favoritos que imprimía un exigente ritmo. Con el paso de los minutos fueron descolgándose Vander Haar, Niel Albert, quien se había convertido en campeón mundial en ese mismo circuito en 2009, y Kevin Pauwels. Quedaban cuatro vueltas y Nys y Stybar ya rodaban en solitario dispuestos a amargarse la existencia.

endurecer la carrera "Desde el principio solo pensé 'ok, vamos a hacer la carrera muy dura', ya que no tenía nada que perder", explicaba tras la carrera un Stybar al que la carrera se le había puesto cuesta arriba desde la salida, cuando partió muy retrasado: "Vi que éramos un grupo de cuatro, y decidí que tenía que darlo todo, incluso habiendo tenido una salida muy dura. Empecé desde la cuarta o tal vez la quinta línea y tuve que ir a tope desde el principio. Realmente fue un gran esfuerzo para mí. Quizá sea diferente cuando eres un corredor de ciclocross completo y hay un poco más de presión. Mi preparación estaba totalmente enfocada a la temporada de carretera. Casi no sentía que fuese el Campeonato del mundo, a excepción de todos los aficionados, que eran increíbles. Estaba disfrutando de la carrera y decidí luchar por el podio". La apuesta le salió bien. Nys, a pesar de sus ataques, solo consiguió dejar atrás a Stybar en una ocasión, pero un error hizo que el checo le volviese a dar caza. La última vuelta exigió toda la frialdad del mundo, y ahí Nys titubeó. Un tramo de barro se le atragantó y ya fue imposible seguir la rueda de Stybar, que llegó solo a la meta.

"Había hecho solo seis carreras de ciclocross y pensé que este es un circuito que podría irme bien. Realmente no esperaba que sería campeón del mundo. Este es mi tercer título. El primero no se puede comparar. Fue delante de mi afición en la República Checa, el primero, y hasta ahora sigue siendo la cima de mi carrera. Este campeonato del mundo es, por supuesto, muy agradable y realmente aprecio la oportunidad de ser campeón del mundo otra vez", explicó el ya vigente campeón del mundo.

La representación vasca no terminó satisfecha. Javier Ruiz de Larrinaga terminó en el puesto 33, pero tanto a él como a Aitor Hernández, que llegó a la meta en el puesto 39, lo que más les escoció es verse tan lejos de los favoritos. "No he encontrado el golpe de pedal. No puedo culpar a la enfermedad, eso es pasado, simplemente no me he encontrado bien y ya está", declaraba el ermuarra.

En otro orden de cosas, el Mundial dejó una mala noticia para el ciclismo vasco, ya que el Comité de Dirección de la Unión Ciclista Internacional (UCI) se reunió para tomar, entre otras, la decisión de dejar fuera del calendario internacional las pruebas de Ispaster e Igorre.

El calendario de la próxima temporada no contempla estas carreras ni la de Valencia. El ciclocross de Igorre estaba hasta hace dos años dentro de la Copa del Mundo, pero ahora incluso ha perdido, al igual que Ispaster, la categoría C2 de la UCI. Sin estas pruebas las únicas pruebas vascas del calendario serán la de Elorrio y la de Karrantza.