MADRID. El Barcelona, que había perdido 3-0 en el partido de ida en el Vicente Calderón, se negó a jugar aquel encuentro, el 24 de abril del año 2000 en el Camp Nou, por no disponer de jugadores suficientes al coincidir el encuentro con una jornada reservada a las selecciones nacionales.

Al no conseguir que la RFEF retrasara la fecha, el Barça saltó al campo con diez jugadores y un único suplente, momentos antes de que su capitán, Pep Guardiola, comunicase al árbitro, el asturiano Manuel Díaz Vega, que su equipo no iba a jugar.

El Barcelona intentó evitar sin éxito la sanción que estipula el régimen disciplinario de la RFEF, con recursos en todos los comités federativos y el Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD), que tampoco estimó la reclamación del club azulgrana, entrenado entonces por el holandés Louis van Gaal y presidido por Josep Lluis Núñez.

El CEDD confirmó la decisión de los otros comités de dar por perdida la eliminatoria al Barcelona y excluir al club de la siguiente edición de la Copa, además de imponerle una multa de dos millones de pesetas.

Pero el Barça volvió a entrar en el sorteo copero de la temporada siguiente, ya que el presidente de la RFEF, Ángel María Villar, anunció la concesión de medidas de gracia como ha hecho siempre que ha sido reelegido en el cargo, como ocurrió hace catorce años cuando inició su cuarto mandato.

Además del Barça, en la nómina de incomparecientes coperos figuran otros equipos más modestos como el Vecindario y L'Hospitalet, que fueron sancionados por su ausencia en los partidos que debían disputar ante el Real Unión de Irun y el Deportivo.

En septiembre de 2007 el Vecindario no acudió a Irún donde debía enfrentarse al Real Unión, ambos equipos de Segunda B, y justificó su ausencia con el argumento de que había sido imposible lograr un vuelo a Bilbao.

Temporadas antes, en diciembre de 2001, el Deportivo pasó a los cuartos de final de la Copa sin necesidad de disputar un solo encuentro de octavos, después de que L'Hospitalet, cumpliese su amenaza de no acudir al partido de ida.

El equipo catalán, que militaba en el grupo II de la Segunda División B, confirmó lo que había anunciado ya que el Depor se negó a jugar sobre el césped artificial del campo de L'Hospitalet después de que la RFEF descartar un campo de rugby, presentado como alternativa, para escoger como escenario del partido el Miniestadi, propiedad del FC Barcelona.

Fuera de la Copa equipos como el Compostela y el Ceuta protagonizaron otras incomparecencias por huelgas de jugadores, en el caso del club gallego, y por contar con un número de futbolistas inferior al requerido en el caso del equipo de la Regional ceutí, que saltó al césped con siete y a los 45 segundos se retiró del campo.