vitoria. Cuando se lanzó a la piscina, muchos le advirtieron de que no iba a encontrar agua y las puertas a las que llamó continuaban cerradas día tras día. Lejos de darse por vencido, recurrió a la capacidad de sufrimiento que siempre acompaña a los ciclistas para perseverar en su intento hasta encontrar la primera rendija por la que ver la luz. A partir de ahí, siguió dando pedales hasta que hoy en día el Zirauna-Infisport, con el apoyo final de la Diputación, es una realidad que el próximo 15 de febrero debutará de manera oficial en competición en L'Essor Basque ondeando la bandera del ciclismo alavés.

¿Cuándo empieza a pensar en esta historia y por qué?

Siempre he tenido ganas de tener un equipo propio y cuando dejé el Lizarte como director vi que era el momento. Junto con el mecánico comenzamos a pensar en ello y una cosa que creíamos que iba para poco pues se ha convertido al final en este tinglado. En marzo hablamos con Matxin que fue el que más o menos nos informó de todos los pasos que había que hacer y siguiendo ese camino hemos llegado hasta este punto.

¿Y cuánto ha costado llegar?

Mucho, mucho, mucho, mucho. Montar un proyecto así implica muchísimos esfuerzos. Al final es una cuestión de buscar dinero y ahora mismo el ciclismo y la economía no están muy bien así que es indudable que cuesta pedir dinero y, sobre todo, encontrar a alguien dispuesto a aportarlo para poder sacar esto adelante.

¿Cuántos le han dicho que estaba loco por meterse en un proyecto así?

Muchos. El 90% de la gente con la que lo planteé en su día me dijo que se me iba la cabeza y que no iba a conseguir sacar nada. Pero al final soy cabezón y he llegado hasta aquí.

¿Y por qué ha seguido empeñado en el proyecto?

A ver, yo creo que hay circunstancias en la vida en las que tienes que apostar y saber lo que quieres. Siempre he tenido ganas de tener un equipo y mi sueño es tener un equipo profesional. El primer paso para tenerlo, o lucharlo al menos, es tener uno amateur. Creo que soy capaz de gestionarlo, que tengo gente a mi lado que cuando vea que esto puede funcionar me puede echar una mano y estoy convencido de que va a salir bien. Al menos el primer objetivo ya lo he conseguido y ahora lucharé para intentar cumplir el segundo a corto plazo.

¿Cuántas veces ha pensado en tirar la toalla?

Muchas. En septiembre aproximadamente fue la clave de todo. No estábamos encontrando nada de apoyo, sí en especie pero nada de dinero y fue el momento de decir 'hasta aquí'. Pero le di una vuelta al proyecto y lo planteé de otra manera en ciertos sitios y ahí empecé a ver un poquito la luz y que el tema podía coger forma. Y sí es verdad que de manera repentina todo fue a favor. Entraron varios patrocinadores-colaboradores que nos daban el servicio que queríamos, me animé y hasta ahora.

Para salir al final con un proyecto importante dentro de lo que es un equipo nuevo.

Sí. La entrada de Zirauna y la última incorporación de la Diputación ha sido algo que le da mucho empaque al proyecto. Al final es verdad que podía haber tenido dinero llevando el equipo a Gipuzkoa pero yo quería tenerlo aquí y el apoyo que me da la Diputación de Álava es suficiente para cumplir lo que yo quería. Es un proyecto serio, ha habido corredores que podían estar en otros sitios que han apostado por estar aquí, algunos incluso que han tenido llamadas para pasar a Continental y han preferido quedarse conmigo porque confían en el proyecto y eso es muy importante. A partir de ahí, la carretera va a decir todo pero al menos el trabajo nuestro está hecho.

¿Con qué se daría por satisfecho a nivel deportivo este año?

Es complicado. Tengo claro que ahora mismo hay tres corredores que tienen que ser la referencia del equipo. El año pasado ganaron y este año también tienen que ganar. Si quieren ser ciclistas profesionales tienen que estar adelante en las mejores carreras del calendario. Me gustaría hacer un buen papel en el Balenziaga, que al final es la clásica más importante a nivel de España, y sobre todo en la Vuelta a Bidasoa, que sería la vuelta bonita para nosotros. Luego sí es verdad que hay que tratar que todo el mundo tenga sus oportunidades y sepa también lo que es esa presión de disputar una carrera. Pero está claro que no hemos hecho un equipo para diversión, lo hemos hecho para ganar. Después la carretera nos pondrá en nuestro sitio pero con estos tres corredores a priori, más alguna sorpresa agradable que seguro que sale por ahí, queremos ganar carreras y cumplir el objetivo, que es que uno de ellos sea profesional el año que viene.

¿Y a poder ser en su equipo?

Es muy pronto todavía para poder pensar en el campo profesional. Tengo que ser capaz de gestionar esto y es verdad que aunque se trate de un equipo aficionado y con menos dinero está gestionado de la misma manera que uno profesional. Es complicado. ¿Que me gustaría tener un equipo profesional? Está claro que sí. ¿Tan pronto? No lo sé. No sé si voy a ser capaz de sacar esto adelante. Primero tengo que valerme a mí mismo y luego verlo. Pero sí que un objetivo muy importante para mí sería que estos chicos cumplieran el sueño de ser profesionales y en un primer año de un equipo conseguir que uno dé el salto sería un éxito terrible tanto para ellos como para mí.

Éste es un proyecto alavés. ¿Hacía falta darle un empujón al ciclismo de aquí?

Desde las épocas de La Brasileña, Kas, el Ruta de Europa... se había perdido un poco. Es verdad que está el Naturgas, que no deja de ser alavés aunque sea gestionado por Bizkaia pero es un equipo alavés con la buena organización del C. C. Ayala, pero creo que hacía falta algo más. Álava lo necesitaba. No podía permitirse dejar marchar más chavales fuera y que luego se apunten los tantos de su formación en otras provincias.

¿Hay futuro en el ciclismo alavés?

Sí. Es verdad que hay pocos corredores pero dentro de lo poco que hay tenemos buena calidad. La historia es que se puede trabajar mucho más y en eso tenemos que hacer todos. Con la gente que ha querido y quiere este deporte en Álava todavía se pueden hacer muchas cosas. No se trata de quién hace más o menos, se pueden buscar esos chavales, hay mucho terreno para aprender, tenemos muchos exprofesionales muy buenos aquí que pueden enseñar y estoy convencido de que aunque disponemos de poquitos chavales sí que hay corredores con calidad suficiente para dar el paso a profesionales.

¿Cómo se convence a un chaval para que deje la 'play' y el sofá y se ponga a sufrir con una kilometrada?

Hombre, creo que hay que empezar más desde abajo. El chaval de 8-9 años es el que hay que captar. Es el futuro. Está claro que a uno de 14-15 no le vas a decir ahora 'desde el kalimotxo pásate a la bicicleta'. Pero sí es verdad que haciendo una buena labor desde abajo en todas las escuelas que hay aquí, enseñándoles lo que es el ciclismo, lo divertido que es una bici, lo que se puede jugar... se puede hacer. Si lo hemos hecho los demás por qué no se va a poder seguir llevando a cabo. Es verdad que es difícil porque está el fútbol, el baloncesto, las actividades en los centros cívicos que no tienes que salir mucho... Pero se puede conseguir. Y mucho pasa también por concienciar a los padres.

¿En qué sentido?

Para empezar, que el ciclismo de base no sea una competición sino una diversión. No se puede permitir que se piense en tener un hijo ganador. Lo principal es educarles, intentar darles los valores que tiene el ciclismo, que vean que el sacrificio y lo organizado que tienes que ser en el ciclismo lo puedes llevar también a la vida normal y sobre todo enseñarles a divertirse más que hacer un campeón.

¿Hay esperanza para el ciclismo en general?

Sí, también. El ciclismo empezó a tener problemas en el 98 pero después de todo lo que ha pasado está ahí. Sigue teniendo sus profesionales, sus audiencias, sus aficionados, sus patrocinadores... El ciclismo es ciclismo y nunca va a desaparecer. Antes morirán otras cosas. La gente ama este deporte y eso es lo importante. Claro que también es verdad que si vemos que esto está negro y nos cruzamos todos de brazos entonces sí que los chavales tienen poco futuro. Por eso nosotros, que tanto nos han ayudado, tenemos que arrimar el hombro e intentar sacarlo adelante ahora.

¿Cómo lleva lo de ir en el coche?

Bien, me gusta.

¿Cuántas veces le dan ganas de abrir la puerta y bajar?

Ahora mismo ya ninguna (risas). Es verdad que es una manera totalmente diferente de ver el ciclismo. Ves cosas que no veías cuando eras corredor. Y cuando te quejabas de que un jefe te hacía ciertas cosas, ahora las comprendes. Me apasiona lo que quiero hacer y lo haré mejor o peor pero seguro que de la mejor manera que lo sé hacer yo. Creo que los chavales hoy en día están a gusto con el proyecto que se les ha presentado y eso para empezar me vale, porque al menos he sabido transmitir esa ilusión y esa seguridad en un proyecto nuevo para que un chaval opte por estar conmigo.

Cuando el primer día de carrera empiece todo, ¿cómo estará Gorka Beloki?

¿Mi sensación? Lógicamente sobre todo ilusión. Ilusión por que un proyecto tuyo, propio, ha visto la luz y está en carretera. Y el nerviosismo de que el trabajo hecho hasta ahora te dé los resultados esperados.