EL bronce es reconfortante por dos motivos. En primer lugar, porque llevábamos tres Europeos sin llegar al podio y en segundo lugar porque confirma a España en la élite. Frente a la maldición de no superar nunca el quinto puesto que sufrió el balonmano español durante muchos años, la selección ha subido de estatus y se ha habituado a estar en la élite, en la lucha por las medallas, y lleva ya dos Mundiales y dos Europeos consecutivos entre los cuatro mejores. Ojalá este bronce sirva para reanimar un poco al balonmano español y que no se sigan yendo los buenos jugadores. De los 17 de la selección, juegan fuera todos salvo los cinco que militan en el FC Barcelona...

En cuanto al partido de ayer, nos beneficiaron mucho unas declaraciones en la víspera del entrenador croata, que se quejó, yo creo que exageradamente, de que les habían robado la semifinal ante Dinamarca. Eso provocó que los 14.000 espectadores del encuentro de ayer estuvieran a favor de España. Y, luego, Sierra estuvo brillante en la portería, y de Aginagalde no sé ni qué decir: que haya sido elegido en el siete ideal jugando solo tres partidos es increíble.

Por otra parte, me molestó que, como en la semifinal, Manolo Cadenas no usara al navarro Eduardo Gurbindo. Estamos hablando de un jugador que acaba de renovar por el Barcelona, uno de los mejores equipos del mundo. No es la primera vez que veo a Cadenas empecinarse con algún jugador. En su día no le valía Cañellas para el Barcelona y ahí está Joan: máximo goleador de este Europeo.

En cuanto a la final, a Dinamarca le dieron otro repaso. Francia salió centradísima y acabó desquiciando a los porteros daneses y a su seleccionador. Además, Francia ha mostrado en este Europeo jugadores jóvenes que le van a dar mucho en los próximos años. Eso sí, me queda la sensación de que España podía haber ganado este Europeo, porque pudo, pero no supo, rematar a los franceses en semifinales.