Melbourne (Australia). Rafael Nadal parte como claro favorito para lograr su segundo título en el Abierto de Australia, primer grande del año, en el que pretende alcanzar a Pete Sampras, con lo que sumaría el 14 de su cuenta del Grand Slam, y se convertiría en el más joven en lograr esa cifra.

Con 27 años, Nadal se mide en la final con el rival al que mejor conoce y al que más daño ha hecho en sus 12 enfrentamientos anteriores, el suizo Stanislas Wawrinka, un novato en estas instancias, al acecho para terminar con buena racha del manacorense.

Su victoria en doce encuentros, sin ceder un solo set, su experiencia en finales de Grand Slam, 19 con la del domingo, y sobre todo la forma en la que dejó fuera de combate al suizo Roger Federer en semifinales, y su acceso a la final cediendo un solo parcial en seis partidos configuran la tarjeta de presentación de Nadal para este último partido, el tercero que enfrentará a ambos en el Grand Slam.

El primero se produjo hace siete años, cuando con 20 años Rafa ya golpeó duro a Wawrinka en la tercera ronda, y el segundo en Roland Garros el pasado año. Desde que se vieron por primera vez las caras, el balear no ha cedido una derrota ante el suizo, cuyo objetivo es batir a Nadal por primera vez y en un gran escenario como la Rod Laver Arena, en el Día de Australia.

Desde que Wawrinka contrató al sueco Magnus Norman en abril, sus resultados se han hecho notar, con triunfo en el torneo de tierra de Oeiras en Portugal y su primer acceso a un Masters 1000 en Madrid, precisamente contra Nadal.

Nadie, desde el alemán Michael Stich en Wimbledon en 1991, ha logrado batir a los dos primeros favoritos en un Grand Slam. Wawrinka, verdugo del serbio Novak Djokovic en los cuaros de final del torneo (2-6, 6-4, 6-2, 3-6, 9-7), podría tomar este papel si doblega a Nadal en la final.

El suizo tiene como principales armas su saque y sus dos golpes de fondo, con una derecha plana aplastante, y un revés que puede pegar plano, a una mano. No obstante ha ganado solo dos títulos en pista dura, mientras que Rafa es el quinto jugador, de los que permanecen en activo, que ha ganado más títulos en esta superficie, con 16.

Con 11 partidos ganados de forma consecutiva, tras obtener el título en Doha, Nadal respira ahora más tranquilo en un torneo en el que ha sumado ya la cifra de 200 disputados en el Grand Slam. Parece que incluso su herida en la palma de la mano importa ya menos tras la exhibición que mostró ante Federer.

En cuatro de los seis últimos años, el jugador que ganó la segunda semifinal ha sido al final el que se ha llevado el título. Si se cumple esta variante Nadal debería ser el campeón este año, en el primer enfrentamiento entre el primer y el octavo cabeza de serie en la historia del torneo.

Una victoria de Wawrinka le colocaría en la tercera posición mundial, y si pierde ocuparía el quinto puesto. En cualquiera de los dos casos se convertiría en el suizo mejor clasificado porque Federer descenderá al octavo puesto.

Si el español gana se convertiría en el tercer jugador en la historia en ganar dos veces cada uno de los cuatro torneos que forman el Grand Slam.