Vitoria. El Deportivo Alavés comenzó ayer su segunda pretemporada. Tras unos días de descanso, el equipo regresó a Ibaia en doble sesión para comenzar a preparar la temporada que se le viene a partir del próximo sábado, cuando se medirá en el estadio de Los Pajaritos al siempre correoso Numancia. Será ese duelo el punto de inflexión definitivo del actual colista -19 puntos en otros tantos partidos-, obligado a variar de rumbo de manera urgente si la próxima temporada quiera continuar ligado al fútbol profesional. El camino no es fácil. Necesita sumar 31 puntos en los restantes 19 encuentros para alcanzar los 50 puntos que el nuevo técnico, Juan Carlos Mandiá, intuye necesarios para lograr la permanencia. El gallego sabe de sobra las virtudes y carencias que expone su plantel, que bajo su mando ha cosechado una victoria y dos derrotas. Por eso ya ha comunicado a la secretaría técnica sus preferencias y descartes, que pasan por consolidar el grupo, dotarlo de consistencia defensiva y, sobre todo, dar con el líder que sea capaz de tirar del carro y marcar los tiempos del partido. Muchos de los puntos que este año han volado de Mendizorroza se han escapado precisamente por la falta de ese otro fútbol que exige la Segunda. Javier Zubillaga, su valedor en el cargo, conoce los detalles, pero otra cosa bien distinta es si el club podrá asumirlos. La LFP decidirá estos días si amplía el margen para la compra de jugadores en el mercado invernal. Un mercado, por cierto, donde no abundan los chollos.
A la espera de acontecimientos, el equipo regresó a los entrenamientos con las incorporaciones de Emilio Sánchez y Juanma. El central Pepe Mora, aún en rehabilitación, comenzó a realizar carrera continua, mientras que Jarosik, Quiroga y Alex Ortíz se ausentaron con permiso del club. Borja Viguera, pichichi del equipo, reconoció al final de la sesión: "Tenemos que hacer hincapié en corregir los errores que nos están costando goles y puntos, pero creo que saldremos de ahí".