bilbao. Los incidentes registrados el año pasado en las gradas de Anoeta en el Euskadi-Bolivia todavía están en el recuerdo. Un grupo de radicales lanzó bengalas, petardos, destrozó asientos y se enfrentó con la Ertzaintza, unos hechos que han motivado que se doble la seguridad en San Mamés el próximo sábado y que todos los impulsores de la fiesta hagan un llamamiento a la calma, aunque cada uno a su manera. Los últimos en realizarlo fueron los integrantes de Esait. La plataforma de apoyo a las selecciones vascas reconoció en una rueda de prensa ofrecida en el Ayuntamiento en Bilbao que el partido que juega la Euskal Selekzioa cada año en Navidad se ha convertido en una "macrofiesta" que conlleva al "desfase", dejando de ser una jornada para la reivindicación de la oficialidad de las selecciones vascas.
El portavoz de Esait, Aitor Sarrionaindia, más que censurar a los alborotadores, cargó contra los representantes de la Federación Vasca de Fútbol. "Este partido -indicó Sarrionaindia- se ha convertido en un desfase debido al escaso perfil de la selección contrincante elegida por la Federación, a la escasa seriedad a la hora de elegir a los jugadores de la convocatoria y a la falta de una estrategia clara" para que Euskadi tenga selecciones propias. En este sentido, aseguró que el uso de las bengalas y artefactos similares causan "un serio perjuicio" a la oficialidad, ya que la atención mediática se centra en los incidentes y se solapa el objetivo de dicho encuentro.
En protesta por esta situación, Esait, que denunció la "nula" implicación de las instituciones públicas vascas y la ausencia de financiación para avanzar hacia una selección oficial, anunció que este año no habrá txosna ni fiesta y que en su lugar, el sábado organizará un acto reivindicativo en el Pagasarri y una manifestación poco antes del choque ante Perú.