l Otro récord de Retegui II. Aimar Olaizola igualó ayer otro registro de Julián Retegui. Hasta la fecha, el delantero de Eratsun era el único que había sido capaz de encadenar tres títulos consecutivos del Cuatro y Medio, récord que ayer también alcanzó el goizuetarra, que defendió la corona que había conquistado en las dos anteriores ediciones de la competición.

l El más laureado. Con la txapela de ayer, Aimar Olaizola continúa siendo el pelotari más laureado de la historia del Cuatro y Medio, y además ampliando su ventaja. no solo eso: el goizuetarra sumó la 13ª txapela de su carrera, por lo que sigue siendo el pelotari en activo con mejor palmarés. Su más inmediato perseguidor, Irujo, su rival de ayer, le sigue cada vez más de lejos, con 10 txapelas.

l Los jueces. De la dirección de la final disputada ayer se encargaron Jose Ramón Ibarguren, Félix Pinto y Mikel Arroyo.

Cuatro y MEdio de la LEP.M

Vitoria. Aimar Olaizola sigue siendo el rey de la jaula. El delantero de Goizueta derrotó ayer a Juan Martínez de Irujo (22-16) en el frontón Ogueta de Vitoria para sumar su séptimo título del Cuatro y Medio de la LEP.M en otras tantas finales disputadas. Sin embargo, a pesar del dominio que tiene el goizuetarra dentro de una distancia que le va como anillo al dedo, ayer tuvo que sufrir una barbaridad para alcanzar un triunfo que se l puso tremendamente complicado cuando su rival se adelantó en el marcador con una renta de seis tantos (6-12). Fue entonces cuando apareció la mejor versión de Aimar para remontar y convertirse en heptacampeón de la modalidad.

La final de la jaula discurrió por un camino que nadie imaginaba. Fue Irujo el que gobernó el partido y el electrónico durante la primera mitad del encuentro, algo que no le había ocurrido al iberotarra en ninguno de sus cuatro compromisos anteriores dentro del acotado. Aunque de salida fueron rentas muy pequeñas (1-3, 3-6 y 4-7), las alarmas se encendieron para Aimar cuando su rival dobló su ventaja (6-12). Hasta ese instante, Irujo cumplió con la promesa que había hecho unos días antes tras elegir material para la final. Sacó y restó como no lo había hecho en toco el campeonato e imprimió mucha velocidad a cada uno de sus golpeos. Solo así se entiende que consiguiera semejante botín en el marcador (6-12), aunque también contribuyó a ello el mal inicio del menor de los hermanos Olaizola.

El comienzo de Aimar no fue bueno y eso también resultó extrañó. Falló golpes que casi nunca falla y dejó de restar más saques de la cuenta, algo que no le había ocurrido en ninguno de sus compromisos anteriores. Pero ocurrió así, porque todos los pelotaris son humanos. Incluso él, el más laureado de todos los que compiten en la actualidad. Suma ya 13 entorchados (siete del Cuatro y Medio, cuatro del Manomanista y dos del Pareja), pero para alcanzar la malévola cifra (dicen que trae mala suerte, al menos para los supersticiosos) tuvo que superar muchas adversidades.

Aimar despertó tras el 6-12. Se vio muy abajo en el marcador y, tras escuchar los consejos de su botillero, su hermano Asier, saltó a la cancha de otra manera. El descanso le sirvió para olvidar los fallos del arranque y dejar los nervios en la silla. El goizuetarra desplegó toda su clase, toda su voracidad y toda su potencia física para forzar la igualada (12-12). Solo un error de cálculo le impidió completar una remontada que llegó poco después.

Irujo agradeció el regalo de su oponente (12-13), pero se lo devolvió pasándose de la distancia a continuación (13-13). Los errores de ambos en este tramo del partido llegaron más producto del cansancio que de otra cosa, aunque Aimar fue quien más entero se mostró. Se puso por delante en el marcador con una jugada en la que necesitó el saque, el gancho y la volea para adelantar a Irujo (14-13) y después metió la directa (16-13). El choque parecía roto, pero el delantero de Ibero no claudicó (16-16). Después corrió y corrió, pero para entonces Aimar ya era el de siempre, el que controlaba, el que golpeaba, el que remataba. El rey de la jaula.