El parking de Mendizorroza es el lugar de la cita para todo el equipo. Cada uno coloca sus cosas en el maletero, ocupa su 'localidad' y carretera y manta. Esta vez, destino a Cáceres.

VIERNES 29 de noviembre. Después de comer, el parking de Mendizorroza recibe a los integrantes del Araberri que, con el chándal del club y el característico andar cansino que muestran los deportistas cuando se disponen a iniciar un largo desplazamiento para afrontar un nuevo partido, llegan al punto de reunión. Mientras el grupo se completa, llama la atención la ausencia del autobús. ¿Tal vez un inesperado atasco provoca que se demore su llegada? Pues no. La explicación es más siemple todavía. No hay autobús. De repente, los jugadores se acercan a varios coches aparcados cerca y comienzan a introducir sus cosas en los respectivos maleteros. Tras unos minutos de puesta en práctica de lo aprendido durante los años de partidas de Tetris para encajar todas las pertencencias, cada uno ocupa un asiento y los vehículos arrancan formando una peculiar caravana. Es la Expedición Araberri. Casi 600 kilómetros de carretera esperan hasta Cáceres.

La escena, singular para el espectador puntual, resulta totalmente cotidiana para los protagonistas. De hecho, al día siguiente, la repiten en sentido inverso a la conclusión de la contienda frente a la escuadra extremeña, saldada desgraciadamente con derrota, pasadas las ocho de la tarde. De este modo, Mendizorroza vuelve a recibirlos bien entrada la madrugada del domingo tras otra buena kilometrada a sus espaldas.

Evidentemente, el motivo de realizar los desplazamientos fuera de VItoria de esta manera no responde a la puesta en práctica de una novedosa fórmula de coaching ni al intento de fomentar las relaciones personales entre los miembros del equipo. Se trata, de una cuestión económica pura y dura.

En estos tiempos de máximas estrecheces económicas, prácticamente todos los clubes tienen problemas para cuadrar sus presupuestos y el Araberri no es una excepción. Hasta el último momento estuvo sopesando la opción de renunciar a su plaza de LEB Plata para competir en una categoría inferior pero, finalmente, pudo mantener vivo su sueño y ocupar el sitio que le corresponde por méritos deportivos. A cambio, eso sí, tuvo que meter aún más la tijera a su ya habitual economía de guerra. Y uno de los lujos que se quedó por el camino fue el autobús.

"Había que cuadrar los números como fuera y se nos ocurrió la posibilidad de viajar en coches. Gracias al acuerdo que alcanzamos con el concesionario Toyota, ellos nos proporcionan tres o cuatro vehículos cada vez que tenemos que salir fuera y nosotros sólo corremos con los gastos que se generan (gasolina, peajes, parkings...). Gracias a eso en cada desplazamiento ahorramos entre 800 y 1.000 euros respecto a si utilizáramos autobús", explica Ismael Benavides, encargado de la logística del Araberri y, a la vez, ayudante del técnico Iurgui Caminos.

Sobre el papel suena muy bonito pero las complicaciones comienzan a aparecer cuando hay que trasladar la teoría a la realidad. "Está claro que los jugadores irían más cómodos y descansados en un autocar con más espacio. No es lo ideal que gente de dos metros tenga que pasarse un montón de horas en un coche antes de jugar un partido pero es lo que hay. Cuando llegamos tienen que estirar un poco más de lo habitual y ya está", explica Ismael. Claro que incluso hay quien no nota la más mínima diferencia. "Art (Bernardi, un pívot brasileño de 206 centímetros) se lleva una almohada y en cuanto pone los dos pies en el coche ya está dormido. Sólo se despierta cuando paramos", destaca asombrado. Por lo menos, se libran de coger el volante. Esa responsabilidad recae el cuerpo técnico. "Conducimos Iurgi, Dani Abascal (segundo entrenador) y yo para que los jugadores puedan descansar algo", concluye Ismael.

rumbo al pabellón

De nuevo toca subirse a los vehículos cedidos por el concesionario Toyota para poner rumbo al escenario de la contienda. La ayuda del GPS es fundamental en estos casos.

reponer fuerzas

Después de casi 600 kilómetros de ruta se alcanza el objetivo y es el momento de

reponer fuerzas con la cena en el hotel de concentración para el Araberri.

última charla

El vestuario del pabellón Multiusos de Cáceres es el escenario de la última charla técnica previa a la contienda a cargo del entrenador vitoriano Iurgi Caminos.

el descanso de los guerreros

Antes de retirarse a sus habitaciones para dormir, la expedición alavesa se relaja viendo el Baskonia-Panathinaikos junto a los compañeros o disfrutando de las nuevas tecnologías.

camino de vuelta

Tras encajar la derrota en la pista, toca emprender el camino de regreso. "Después de perder los viajes siempre son más silenciosos, nadie quiere hablar", apunta Ismael Benavides.

un buen desayuno

Es el día de partido y resulta fundamental comenzarlo con un buen desayuno. Entre cafés y tostadas, se cuelan las inevitables conversaciones sobre el adversario de turno.

última parada

Casi de madrugada, toca hacer una última parada para cenar. El equipo rival ha facilitado unas pizzas pero hay que encontrar un área de servicio con microondas para calentarlas.