tres victorias seguidas entre la Euroliga y la Liga ACB no hacen más que rubricar la confianza que el Laboral Kutxa tiene en sí mismo en este momento. Además, debemos de pensar que lo ha conseguido sin el concurso de Andrés Nocioni, pieza fundamental en el engranaje vitoriano. La salida a Manresa nunca es fácil y así lo demuestra la historia. El vetusto Nou Congost es de esas canchas donde se respira mucho baloncesto y donde sacar algo positivo siempre resulta muy complicado. El rendimiento del equipo había sido hasta la fecha irregular, ofreciendo en un mismo encuentro una buena y mala versión. La acumulación de lesiones y la juventud de la plantilla edificada el pasado verano son argumentos de peso para llegar a esa conclusión.
A día de hoy, nadie puede presagiar cuál será el nivel de juego y de rendimiento que ofrecerá el Baskonia regularmente. Todavía hay muchas incógnitas por resolver. Por una parte, está la recuperación y la puesta en forma de los lesionados. Entre ellos, están Nocioni, Hanga, Causeur, Mainoldi y Hamilton. Estos dos últimos jugadores están entrenando con el equipo, pero todavía les falta un camino largo para poder rendir al 100%. Hanga hace una semana que ha empezado a tocar balón, por lo que todavía el entrar en las rotaciones lo veo lejano. El 'Chapu' estaba en forma, pero la lesión le cortó la progresión. De todas las maneras, conociéndole en poco tiempo volverá por sus fueros. Lo del francés es mucho más problemático porque todavía se está a la espera de una tercera opinión respecto a sus problemas de salud. Me da que irá para largo. También es una incógnita qué jugadores de los temporeros seguirán en el equipo y cuáles se bajarán del barco. Parece claro que Milko Bjelica se está ganando la continuidad. Kelati y Kaukenas lo tendrán más complicado pero Scariolo exigirá a los rectores baskonistas competencia en los entrenos y, para ello, necesita efectivos. Y también es una incógnita saber si San Emeterio volverá a mostrar ese sólido juego que le hizo ser un referente para el grupo y para la afición azulgrana.
Con todos estos ingredientes antes del partido en Manresa, en la mente de algunos aficionados existía la duda de si pudiera ocurrir lo de Sevilla contra el Cajasol. Después de una buena victoria en Euroliga en Vilnius, vino uno de los peores partidos hasta la fecha de los hombres de Scariolo contra el equipo dirigido por Aíto García Reneses. Las sensaciones que estaba trasmitiendo el equipo no hacían pensar en un hecho parecido, pero la duda flotaba en el aire. Al final, la duda se resolvió de forma favorable, por lo menos en lo que al resultado se refiere. No es que el Baskonia hiciera un gran encuentro, pero dominó el mismo desde el principio, sin grandes diferencias y demostrando en todo momento saber dónde tenía que llevar la pelota para hacer más daño. No siempre se puede jugar un buen baloncesto y el Laboral Kutxa en esta ocasión fue efectivo y práctico. A nivel clasificatorio, se enfrentaban a un equipo que tenía las mismas victorias y derrotas, por lo que el combinado gasteiztarra tenía que demostrar que eso era meramente pasajero y que su lugar no se encuentra en mitad de la tabla clasificatoria.
Este grupo de jugadores todavía tiene que demostrar muchas cosas para hacerse respetar. Sabemos que contra rivales fuertes se motivan mucho. Y en canchas como la del Nou Congost necesitaban demostrar que también eran capaces de salir igual de concentrados y con la autoexigencia mínima para luchar por la victoria. La clasificación para la próxima edición de la Copa del Rey en Málaga está en la mente de todos y este tipo de partidos son los que deciden la balanza hacia un lado u otro. Por lo tanto, la victoria era necesaria sacarla, como se dice en estos casos, por lo civil o por lo criminal. El partido en tierras catalanas no será recordado por su brillantez, pero sí por su resolución y por acercar al Baskonia a su objetivo de acabar la primera vuelta entre los ocho primeros clasificados.