Bilbao

EN los últimos meses el nombre de Andoni Aretxabaleta suena más fuerte de lo normal. El markinarra está destacando en sus últimos partidos y cada vez parece menos descabellada su inclusión en el Parejas de Primera. Pero el zaguero no tiene prisa. Estar entre los mejores sería "un sueño", sin embargo, él sabe que todavía tiene que mejorar mucho para medirse en las batallas más grandes. Andoni seguirá dejándose la piel con los pies en el suelo, esperando a que llegue su momento y pueda demostrar sus cualidades en los escenarios más exclusivos.

"Jugar en el Parejas de Primera es un sueño lejano para mí y no me quiero meter presión. Tengo que ir partido a partido y si juego en Segunda estaré muy a gusto. Iré con todo a dónde me toque", relata Aretxabaleta, que todavía no contempla la opción de jugar el Campeonato de los mejores. "Apenas he pensado en eso. He hecho tres buenos partidos pero el Parejas es largo y habría que verlo. Lo que tengo que hacer ahora es ir al frontón a jugar a tope y si sale, bien; y si no, a seguir trabajando", afirma el markinarra, que tampoco tiene un favorito claro a la hora de elegir un hipotético compañero, porque "para mí son todos buenos, ahí no hay ni uno malo".

El vizcaíno es sabedor de que todavía tiene que dar un paso más. Una pequeña mejora que le permita ser un zaguero con todas las garantías. "Tengo que aprovechar mejor las pelotas del cuatro para adelante y luego con la izquierda, hay que quitar mucho. Porque en Primera todos son capaces de rematar desde el tres y medio o el cuatro. Debo mejorar con esa mano", añade Andoni. Aretxabaleta reconoce que está "con mucha confianza" y eso le ha ayudado en los últimos encuentros. Sin embargo, la gran mejoría del markinarra no es solo mental. En el aspecto físico, su cuerpo ha mostrado una gran evolución. Una nueva versión del vizcaino, mucho más rápida y capaz de cubrir más terreno. "Creo que hasta he cambiado mi constitución, veo que tengo las piernas más fuertes y para mí eso es importantísimo porque, hoy en día, un pelotari que no es capaz de moverse rápido, no llega", detalla el guardaespaldas.

Pero toda esta evolución no es fruto de un día. Tiene un culpable claro: Josetxu Areitio. "En navidades empezamos con Areitio y eso me ha venido muy bien", comenta Andoni. El preparador físico ha ido forjando al markinarra "a base de palizas" y los resultados son más que evidentes. "He estado corriendo mucho y, además, él está siempre encima y eso se agradece. Yo he notado un poco de mejoría pero no he sido el único. Apraiz ya tuvo su buen momento, aunque ahora esté un poco bajo; Urruti también y Pablo en cinco meses ha conseguido recuperarse bien. Todo eso no es casualidad", afirma el de Asegarce.

Toque de atención No obstante, uno de los cambios más importantes para Andoni Aretxabaleta se dio en Orio, en la concentración de Asegarce. Era el momento de renovar y los pelotaris empezaron a recibir sus ofertas. La gran mayoría vieron como su contrato era ampliado por dos años, pero Aretxabaleta no. Él solo tenía doce meses para demostrar su valía. Entonces, Andoni abrió los ojos. "Me di cuenta de que o espabilaba o me iba a la calle", relata el markinarra, que añade: "Antes iba al frontón a dar todo lo que tenía. Pero por aquel entonces, entre la mano y otros factores no podía estar al máximo, no andaba muy fluido. Ahora voy con muchas ganas, con más tranquilidad y desde Orio, me propuse trabajar más duro todavía". Un cambio de mentalidad que la empresa ha sabido responder. Poco a poco, el nombre de Aretxabaleta empieza a verse con más asiduidad en los estelares y el markinarra está ha estado a la altura. "Con los partidos que me están poniendo y con esos rivales y compañeros, por ejemplo Pablo Berasaluze, que para mí es Dios, he estado yendo con muchísimas ganas a los frontones. Además estoy haciendo buenos partidos y las lesiones me están respetando. Todo eso ayuda", relata el vizcaino, que ha demostrado en los últimos encuentros que puede competir con los mejores. Sin embargo, Andoni no tiene prisa y seguirá trabajando sin prisa pero sin pausa, dispuesto a cumplir su sueño de estar entre los más grandes.