PARÍS. El Tour de Francia de 2014 contará con menos kilómetros contrarreloj que ninguno antes en la historia y apostará por la montaña con el macizo de Los Vosgos como una cita que competirá en dificultad con los tradicionales Alpes y Pirineos, indicaron hoy los organizadores.

"A partir de ahora el Tour cuenta con tres grandes macizos. Los Vosgos son tan decisivos como los Alpes o los Pirineos", indicó el director de la prueba, Christian Prudhomme, durante la presentación del recorrido de la misma para su edición de 2014.

La ronda gala comenzará el 5 de julio en la localidad británica de Leeds, y en el Reino Unido vivirá sus tres primeras jornadas. Los especialistas en la lucha contra el crono deberán esperar a la penúltima etapa para poder mostrar su talento, 54 kilómetros entre Bergerac y Périgueux de falso plano, los únicos de toda la edición.

"Es históricamente el menor número de kilómetros contra el crono del Tour, pero en otras ocasiones ha habido contrarreloj por equipos", afirmó Prudhomme.

Hasta ese momento, el Tour habrá deshojado otras dificultades, etapas de media montaña, tramos de adoquines, cinco llegadas en alto y etapas de media y alta montaña.

"La contrarreloj marca más diferencias que la montaña, a veces distancias irremediables", indicó Prudhomme para justificar la reducción de kilómetros cronometrados para de mantener el mayor tiempo posible el suspense de la carrera.

El director del Tour, que precisó que "el recorrido no se hace contra nadie", reconoció que sí existe una voluntad de "reequilibrar" la competición, para no favorecer demasiado a los especialistas en una única disciplina.

En la mente de todos está la supremacía que entre los favoritos ejerció el pasado verano el británico Chris Froome en la lucha contra el crono, donde asentó su victoria final.

Los organizadores han endurecido la montaña, terreno de predilección del segundo de la última edición, el colombiano Nairo Quintana, en el que Prudhomme tiene puestas grandes expectativas para animar la carrera.

"Fue la revelación de 2013 y en el recorrido de 2014, tanto él como sus compatriotas tienen terreno para mostrar su dominio de la montaña en el ciclismo internacional", señaló.

Prudhomme aseguró que el resultado final es "poco previsible" y alertó de las sorpresas que puede haber a lo largo del recorrido.

Desde la segunda etapa, tras un primer maillot amarillo prometido a un "sprinter", los ciclistas deberán medirse a la pendiente, con una etapa de media montaña entre York y Sheffield bautizada por Prudhomme como "la Lieja-Bastoña-Lieja británica".

El pelotón pondrá rumbo a Londres antes de llegar al continente por Le Touquet y, posteriormente, a Lille, dos etapas con previsible llegada masiva.

En la quinta, los ciclistas tomarán tramo adoquinados de la París-Roubaix, en total 15 kilómetros repartidos en nueve sectores que vendrán con su tradicional carga de accidentes y averías "que forman parte del ciclismo, un deporte de equilibristas", justificó el director de la prueba.

Dos nuevas etapas de transición llevarán la carrera hasta el macizo de los Vosgos, que Prudhomme considera en esta edición tan importante como Alpes o Pirineos.

La primera con final en Gérardmer, concentra tres dificultades en los últimos 30 kilómetros, los dos últimos en subida con pendientes del 10 por ciento.

Al día siguiente, el Tour se relajará un poco antes de afrontar, el festivo 14 de julio, el regreso a la Planche des Belles Filles y sus casi 6 kilómetros con un desnivel medio del 8,5 %, donde el año pasado Chris Froome logró su primera victoria de etapa.

Tras un reposo en Besançon y dos etapas de transición camino de los Alpes, la carrera afrontará dos finales en alto en ese macizo, en Chamrousse, 18,2 kilómetros al 7,3 %, y Risoul, 12,6 kilómetros al 8,3 %, una montaña bien conocida por Quintana, que se impuso en dos ocasiones en el Tour del Porvenir de 2010 y cimentó allí su victoria final en esa prueba.

Una etapa plana y una jornada de descanso llevarán al Tour hasta los Pirineos, con tres duras etapas, dos de ellas con llegadas en alto. No es el caso de la primera, la más larga de la edición con 237 kilómetros y la subida al Portet d'Aspet y Balès, cuya cima está a 22 kilómetros de la meta de Bagnères-de-Luchon.

Al día siguiente afrontarán cuatro duros puertos, Portillon, Peyresourde, Val Louron-Azet y el Pla d'Adet, sus 10,2 kilómetros al 8,3 % que albergará la meta.

La última oportunidad para los escaladores tendrá lugar en una nerviosa jornada con ascenso al mítico Tourmalet y meta en el terrible Hautacam, con sus 13,6 kilómetros al 7,8 %.

La contrarreloj de Périgueux perfilará los contornos definitivos de la general que el domingo 27 de julio se paseará por los Campos Elíseos de París.