vitoria. La pasada temporada fue, posiblemente con razón, una de las líneas más criticadas de un equipo que rubricó un año aciago y fue desmantelado para abrir una etapa de ilusión. La sombra del killer es demasiado alargada en el Fernando Buesa Arena desde que Arvydas Macijauskas e Igor Rakocevic, los últimos pistoleros que hicieron las delicias del respetable, optaron por emprender un nuevo desafío en su carrera profesional. Transcurrió entonces un largo verano en el que el Baskonia renovó su confianza en los dos hombres que integran la controvertida posición de escolta y ahora, tras apenas cuatro partidos oficiales en los que tanto la amenaza exterior como el acierto han brillado por su ausencia, vuelve a reabrirse un viejo debate alrededor de la figura que en cualquier proyecto ganador siempre atesora una importancia capital.

Causeur y Jelinek, llamados a cumplir ese rol específico a las órdenes de Scariolo, empiezan a estar otra vez en el ojo del huracán pese a que todavía es aventurado emitir juicios. Su pobre aportación durante estos albores de campaña da continuidad a la peligrosa inercia de unos meses anteriores en los que tanto el francés como el checo fracasaron a la hora de erigirse en los desatascadores del equipo vitoriano en los momentos culminantes de la ACB y la Euroliga. Para ambos casos, el club tuvo una justificación para defender a capa y espada su continuidad dentro del remozado proyecto azulgrana.

El francés, procedente de una liga menos potente, convivió con unos problemas de fascitis plantar que le impidieron alcanzar la plenitud física en los play off por el título y le obligaron a perderse la conquista de la medalla de oro por parte de su selección bleu en el pasado Europeo de Eslovenia. El checo, beneficiado por su condición de jugador de formación y que en el Joventut había exhibido el descaro típico de las promesas verdinegras, aterrizó mediada la temporada en sustitución de un Oleson cuya ficha era insostenible desde hacía tiempo para las debilitadas arcas alavesas. La campaña de la explosión debía ser ésta, de ahí que Josean Querejeta no quisiese acometer algún refuerzo de pedigrí para aumentar una mordiente ofensiva ya por entonces en evidente tela de juicio.

Pues bien, ha bastado menos de un mes de competición oficial para que surjan voces críticas con la valía de ambos para un equipo que, en parte, está malviviendo en el ataque posicional por la ausencia de ese codiciado anotador que se fabrique sus propias canastas, atraiga toda la atención de las defensas y, en definitiva, genere pavor en el adversario. Si el Barcelona cuenta con Navarro, el Real Madrid con Carroll, el Olympiacos con Spanoulis y el Panathinaikos con Diamantidis, por citar los ejemplos más llamativos de lo que debe ser el perfil idóneo para un puesto que requiere incluso de ciertas gotas de individualismo y un carácter algo ególatra, en la capital alavesa se echa de menos al hombre de hielo que saque a los compañeros del atolladero en los tramos más comprometidos de los compromisos. Es imposible acceder a estrellas del calibre de las anteriores por una simple cuestión monetaria, pero haber renunciado tan a la ligera a la posibilidad de hallar algún mirlo blanco en el mercado a un precio asequible puede arrastrar al Baskonia hacia la vulgaridad más absoluta durante su nueva andadura.

perfecto estado físico Consciente de que no está dando el salto cualitativo en su rendimiento que había prometido hasta la saciedad desde la pretemporada, Causeur hizo ayer una severa autocrítica que, al menos, le honra y abre las puertas a una mejoría inminente. El discurso del dos nacido en Brest, nombrado MVP de la LNB gala en el ejercicio 2011-12, no dejó lugar a las dudas. "Tengo que mejorar. No estoy jugando a un buen nivel y ahora quiero dar ese paso adelante. Me estoy preparando bien durante los entrenamientos, pero necesito recuperar la confianza en los partidos. Me gustaría ir paso a paso y que no me entre ningún tipo de ansiedad", confesó el zurdo de 26 años.

Uno de los aspectos en los que se ha propuesto mejorar tiene que ver con el tiro exterior. De hecho, sus porcentajes de acierto dejaron bastante que desear en un primer año ataviado como baskonista donde, eso sí, dejó significativas pinceladas de calidad. Tras los primeros partidos oficiales ante el Gran Canaria, el Maccabi y el Real Madrid, Causeur no ha conseguido modificar su poca puntería. Prueba de ello, es el raquítico 16% (1/6) que totaliza hasta ahora con su consiguiente frustración. "Estoy entrenándolo mucho, pero el problema es que ahora no meto los lanzamientos. Es un cuestión de confianza. No suelo pensar mucho mucho en esto si el equipo gana. Entonces, me importa menos el hecho de estar mal. Pero estoy enfadado porque el equipo pierde y faltan mis puntos", confesó Causeur, que desmintió seguir sufriendo problemas de fascitis plantar y rehusó escudarse en "los numerosos golpes" que ha recibido hasta ahora en varios partidos.

Scariolo ya se ha cerciorado del poco peligro que generan sus dos escoltas. Por ello, no dudó en hacer coincidir a Hodge y Heurtel sobre la cancha en el partido que inauguró la Euroliga ante el Maccabi. Además de dirigir el juego, el portorriqueño y el galo están facultados para poner en jaque a las defensas contrarias gracias a su uno contra uno. Un recurso improvisado que, sin embargo, esconde una planificación sospechosa. Solo en las manos de Causeur y Jelinek está la posibilidad de revertir esta inquietante situación.