La campeona se tambalea. Duda. La selección española peleará hoy, en la última jornada de la segunda fase, por hacerse con la última plaza para disputar los cuartos de final del Eurobasket. Al equipo de Orenga se le ha empinado el camino. Los tropiezos ante Eslovenia y Grecia, en los dos únicos partidos en los que ha llegado a un final apretado, le han dejado sin red de seguridad.
España depende de sí misma. Y aunque hay otras opciones, ya que si Grecia cae ante Croacia perdería cualquier opción matemática, mal harían los pupilos de Orenga si confían en obtener favores ajenos. España está obligada a buscar la victoria ante Italia (17.45 horas / Cuatro). Ya no sólo para acceder a los cruces, sino también para fortalecer su estado anímico tras las fundamentadas dudas que ha generado su falta de solidez en los partidos de verdad.
Los pupilos de Orenga han pasado por encima de varios rivales en su tránsito hasta esta primera encrucijada en el torneo. Croacia, Georgia, República Checa, Polonia y Finlandia han sufrido en sus carnes la mejor versión del combinado que defiende su doble título continental. Pero cuando han llegado los partidos más áridos, los de mayor exigencia ante oponentes más contrastados, han aflorado también los titubeos de un equipo que echa mucho en falta a sus referentes históricos -Pau Gasol y Juan Carlos Navarro- a la hora de distribuir protagonismo en los minutos calientes, en los que se decide el signo de los torneos.
"Cuando pierdes partidos, generas dudas, pero en el equipo sabemos lo que podemos hacer y hasta dónde podemos llegar. Desde el principio sabíamos de la dificultad que nos íbamos a encontrar. Nuestra idea es seguir creciendo y por eso mañana es un día clave, para que vean que estamos ahí", salió ayer en defensa de la capacidad del equipo español un veterano como Álex Mumbrú, consciente de la limitada confianza que, pese a los precedentes, ofrece esta nueva versión de la selección.
Más allá de lo que suceda en el duelo que inaugurará la última jornada de esta segunda fase, en el que una victoria de Croacia supondría que España e Italia jugarían entre sí ambos ya clasificados (los italianos ya lo están de forma matemática), el partido se presenta como una ocasión inmejorable para que discursos como el de Mumbrú se vean plasmados sobre el parqué.
Italia dispone de un equipo tan talentoso como irregular. Tras superar la primera fase con brillantez, con victorias ante algunos de los principales favoritos, ha perdido fuelle en este segundo tramo del Eurobasket, en el que ha caído ante Eslovenia y Croacia. Huérfano de kilos en la pintura, sin mayor referente interior que Cusin, el combinado que dirige Simone Pianigiani puede sufrir mucho para compensar el desequilibrio que genera en cualquier defensa la presencia de un jugador tan determinante como Marc Gasol.
Los italianos, pese a todo, cuentan con dos jugadores enormes como Luigi Datome y Marco Belinelli y con una recua de tiradores (Aradori, Gentile...) que si tienen el día pueden amargar a cualquiera. España debe buscarse a sí misma. Y encontrarse antes de que su caída al vacío la lleve a estrellarse contra el pavimento. Llega la hora de la verdad. Ya no hay red.