GEORGIA Tsintsadze (6), Shermadini (10), Hickman (7), Patsatsia (3) y Sanikidze (8) -equipo inicial-, Metreveli (4), Pkhakadze, Sanadze (7), Burjanadze (2), Lezhava (7) y Tskitishvili (5).
ESPAÑA Aguilar (2), Rudy (11), Calderón (3), Ricky (16), y Gasol (4) -equipo inicial-, Rodríguez (15), Rey (6), Claver (4), Llull (11), San Emeterio (3), Gabriel (5) y Mumbrú (3).
Parciales 17-17, 12-24, 10-21, 20-21.
Árbitros Borys Ryzhyk (UKR), Aleksandar Milojevic (MKD) y Omer Esteron (ISR). Sin eliminados.
Pabellón Celje Arena. 2.800 espectadores.
celje. La selección española se despidió de la primera fase del Eurobasket con una victoria intrascendente ante Georgia, que se empecinó en defender en zona durante los cuarenta minutos y acabó pagándolo. Igor Kokoskov, entrenador de los georgianos, tuvo claro desde el primer momento la manera de jugar a la selección española, con una defensa en zona para guarecerse atrás y para obligar a los españoles a lanzar desde media o larga distancia, en principio, y en teoría, uno de sus puntos débiles.
La táctica funcionó durante quince minutos. El empate a 17 del primer cuarto dejó sensaciones contrapuestas como corresponde a un partido en el que nada hay en juego y en el que es preciso nadar y guardar la ropa, al menos por parte de los españoles. La defensa, sin ser excepcional, rebajó las prestaciones de los tiradores georgianos, aunque también es cierto que la puntería de los jugadores de Juan Antonio Orenga tampoco fue para tirar cohetes.
El punto de inflexión llegó mediado el segundo periodo, cuando la defensa española puso un piñón más, lo que permitió recuperaciones y salir al contragolpe. De un 25-26 se pasó a un 29-41 al descanso, es decir 4-15 en la segunda mitad del cuarto. Ahí ya se vio que el partido dejaba de tener historia.
La mejor manera de atacar una zona es no dejar que se monte y los contraataques culminados por el centro, por Claver o Marc Gasol, cumplieron esa función al tiempo que dejaron con las vergüenzas al aire al dispositivo defensivo del rival. Tras el paso por vestuarios, Georgia se empecinó en la estrategia de seguir en zona, mientras que España tiró de manual y optó por el punto dos de cualquier libro de baloncesto: pases rápidos para descolocar la defensa y obtener un tiro fácil. El parcial de 3-16 en los primeros seis minutos de la continuación, para un 32-56 conjunto, es fiel reflejo de lo sucedido.
Orenga decidió que ya estaba bien de lecciones y prefirió seguir moviendo el banco pensando en los siguientes partidos. Al término de tercer período el marcador reflejaba un contundente 39-62. Si el partido en sí comenzó sin trascendencia alguna fuese cual fuese el marcador, los últimos diez minutos fueron un brindis al sol de acondicionamiento para los menos habituales. El entrenador georgiano también lo entendió así.
Las defensas se relajaron y el partido fue, en sus últimos momentos, un festival de tiro y carreras por ambas partes, con mayor o menor acierto, hasta que se fijó el 59-83 final con el que España cerraba una primera fase en la que sólo queda la sombra de la derrota ante la anfitriona, Eslovenia, en el único duelo ajustado al que se ha enfrentado.
Orenga, satisfecho con el rendimiento global del equipo, celebró ante todo la capacidad de los menos habituales para integrarse en los partidos cuando han tenido minutos. "Lo más importante de esta primera fase es que nos hemos clasificado, hemos podido repartir minutos y que todos los jugadores están metidos en el campeonato", zanjó.