TARRAGONA
El 6 de octubre de 2012, Patxi Vila, 37 años entonces, dejó de ser ciclista, lo que había sido toda la vida y que vivió con la intensidad sentida de los apasionados. Antes de esa fecha, sin embargo, ya estaba dejando de serlo. Pensaba en ello un día que entrenaba y cada pedalada era una reflexión sobre el asunto. Avanzaba hacia el final de un camino, la hora de dejarlo. Sentía, por supuesto, el vértigo, la duda, el miedo a empezar de nuevo, a bajarse de la bicicleta y poner los dos pies en otra vida, con lo dura que debe ser por las cosas que se escuchan de ella. Qué escalofrío da pensar en lo desconocido. En eso estaba, imaginando qué demonios iba a hacer él ahora que se acababa lo bueno, cuando se cruzó con Simone Toccafondi, un exciclista italiano que al acabar su carrera cayó de pie en el Cannondale y, después, se pasó a Specialized, donde trabaja ahora. Vila le trasladó a Toccafondi sus dudas y miedos -la bicicleta es como un confesionario- y este le contó su historia, en lo que estaba metido. Era un nuevo departamento que había creado Specialized bajo el nombre de Specialized Racing Performance Program que se dedica a dar soporte a todos los equipos de carretera que llevan su material (Astana, Saxo Bank, Omega Pharma y el Specialized Blue Lemon femenino). Y le siguió explicando mientras subían y bajaban por las carreteras guipuzcoanas -Toccafondi vive en Donostia-, él, Patxi Vila, encajaba en el proyecto. El navarro dejó ese día de ser ciclista.
Así que la nueva oficina de Vila no tiene paredes ni ventanas, ni máquina de café, ni aparato para fichar en la entrada en jornadas de ocho horas. "Sigo vinculado al ciclismo". Y sigue siendo feliz.
Ya no anda en bicicleta. Ahora las mira. Forma parte del grupo de Toccafondi y su Racing Performance Program, en el que trabajan ocho personas al servicio de los equipos de carretera que llevan las Specialized. "Somos una especie de consultores externos", dice el navarro sobre su trabajo con los ciclistas que aceptan ese servicio. Entre ellos está Nibali, el líder de la Vuelta al que analiza el grupo de Vila desde finales de la pasada temporada. En diciembre metieron al tiburón en la pecera del velódromo de Milán y empezaron a observarle y corregirle. Partieron de la base de la crono del Tour en la que perdió con Wiggins unos 5'' por kilómetros. Empezaron a limarle defectos.
La telemetría Hay un vídeo en Youtube que recoge algunos de los momentos de esa sesión de trabajo en Milán en la que se ve a Patxi Vila acompañado de otras dos personas en la zona técnica, una especia de pit wall como los de Fórmula 1. Uno de ellos es Jarno Trulli, expiloto, y el otro, Matteo Flamigni, jefe de telemetría de Valentino Rossi. "No utilizamos nada que no existiera ya", explica Vila; "pero nos apoyamos en la Fórmula 1 y MotoGP. Ellos utilizan tecnología que en el ciclismo no se ha usado y que puede ser útil. Yo les pregunto lo que quiero conseguir, y ellos me dicen lo que puede ser necesario para ello". Una de las tecnologías que han importado es la telemetría, el sistema que usan en la Fórmula 1 y el Mundial de motociclismo para observar en tiempo real lo que ocurre en los bólidos y las motos. "Y eso mismo lo hemos utilizado para ver en cada momento lo que pasa en la bicicleta y el corredor, con lo que podemos observar, por ejemplo, si el ciclista mantiene la postura que se le ha indicado, si va derecho, si se mueve y, en definitiva, si hace lo que tú quieres que haga y si los resultados concuerdan con ello", explica el navarro, que abunda en el valor del sistema. "Hasta ahora sabíamos que pasaban cosas que daban resultados pero no sabíamos exactamente por qué. O, al revés, no sabíamos por qué fallaba. Esto es como un túnel del viento en la calle". Corrobora los datos de túneles de viento como el que Specialized acaba de montar en su sede de Morgan Hill.
Algunos de los resultados han sido inesperados. "Al tratar de comprobar con la telemetría si realmente está pasando lo que quieres que pase te encuentras con sorpresas, con que creías que ibas en la dirección correcta y resulta que vas en dirección contraria. Y nos ha pasado mucho con el tema de las posiciones". Algunas de las que creían ideales eran erróneas. Lo han visto en el velódromo, en los entrenamientos, el único lugar donde puede entrar permitida la telemetría. En competición está prohibida. No lo autoriza la UCI. "Pero no sé por qué".
Sí sabe Vila que el sistema ha hecho que corredores como Nibali, el líder de la Vuelta que utiliza el servicio de Specialized, hayan mejorado. "Algún segundo le ha quitado al tiempo que perdió con Wiggins en la crono del pasado Tour". Con la telemetría, pero también con el servicio de reconocimiento del recorrido. El martes de descanso en Zaragoza antes de la crono, Vila se fue a recorrer la crono de Tarazona cargado de sensores que miden aspectos climatológicos. "Todo aquello que puede afectar a la velocidad", explica. "Los datos van directos al ordenador de dos ingenieros que estudian la información y crean una simulación del recorrido con las variantes de viento, su fuerza, dirección y todo eso". Con eso, aconsejan al equipo qué material deben de utilizar. "Solo orientamos, luego, ellos deciden". Antes de este martes, Vila ya había estado en Tarazona preguntando a los del pueblo por el viento. "Y aún con toda esa información, a veces, te surgen dudas. Muchas veces la salida te la da la coherencia y la habilidad para simplificar las cosas".
Cuando Toccafondi le propuso unirse al proyecto, Vila no tardó en aceptar. El 6 de octubre dejó de ser ciclista. Y el 1 de noviembre empezó en su nuevo trabajo. Lo primero que hizo fue irse a una escuela de vuelo sin motor y preguntar cómo hacían ellos para estudiar el viento, la climatología y todo aquello que puede afectar a la velocidad. "Me parecía que ese deporte es el que más se parece al ciclismo en ese aspecto". Es al aire libre. Ahí está la oficina de Patxi Vila.