alain laiseka
Estepona. Qué brujo es Teixeira. Por la mañana en Jerez, en un parque lleno de polvo y tierra sobre el que cae a plomo el sol, el masajista gallego del NetApp-Endura, unos añitos ya en esto del ciclismo, desde principios de los 80, asegura que conoce tres ganadores para Peñas Blancas. Los tres son de su equipo. "Vuelvo en un rato y te los digo". Y se va a acabar sus cosas de brujo. Vuelve como promete con los tres nombres bailando en la alfombra de la boca. En su acento gallego de Ponteareas cita a Konig, a Camaño y el tercero se le olvida. Dos de ellos son mentira. El que se le olvida e Iker, que más que mentira es un deseo porque el gallego quiere al santur-tziarra como a un hijo. Solo lo de Konig es verdad. Que va a ganar. Lo dice el brujo.
Se lo ha escuchado decir a los vientos del sur. Y al propio Konig, que ayer por la mañana se despertó anunciando que quería ganar en Peñas Blancas.
Camaño no es brujo aún, pero ya llegará. De momento, se apaña con el instinto para ver las cosas antes de que ocurran. Es más perro que viejo. Tiene olfato y vista. Al vizcaino le regalaron ayer por la mañana unas gafas nuevas de esas modernas y cristales de espejo y cuando se las probó pareció verlo todo tan claro como el día azul de Andalucía. Lo de Konig y eso de que iba a ganar en Peñas Blancas. Le pareció posible. "Es bueno. Mira cómo atacó el otro día -en el Monte da Groba-". Pero desconocido, pese a que había ganado en el Monte Diablo en el Tour de California, el Tour de la República Checa y una etapa de la Vuelta a Polonia donde acabó tercero. Por eso tenían Teixeira y Camaño fe ciega en él. Porque le habían visto.
El visto bueno de Camaño en el NetApp Endura pesa como una verdad comprobada. Alex Sans, el director catalán del equipo alemán, le escucha como a un confidente, comparte sus dudas y juntos resuelven las ecuaciones de las etapas. La de ayer corría de Jerez hasta Estepona, del interior seco y caluroso hasta la costa azul y su despropósito urbanístico. Y De ahí, de la costa de los escándalos de corrupción, los desmanes políticos y la playita, claro, la playita de arena fina y chiringuitos de pescaíto y fino, hasta Peñas Blancas, la montaña por la que pasea en bicicleta José Tomás, figura del toreo, y en la que entrena Maté, uno de los tres andaluces que corren la Vuelta.
El otro es Javi Moreno, del Movistar, y el tercero, Antonio Piedra, el escalador que dio a Caja Rural la victoria enorme del año pasado en los Lagos. Piedra era de los que estaban en la escapada con Intxausti, Azanza, Howes, Nerz, De Greef, De Weert, Meier, Busche, Cataldo y Valls. Había uno más, el polaco Huzarski, un chaval del NetApp-Endura que estaba tan cerquita de Nibali en la general que el Astana no dejó coger tiempo a la fuga hasta que este se soltó. Cuando lo hizo, a regañadientes porque le parecía injusto, la escapada cogió tiempo. Y Camaño un mosqueo? Ya se lo dijo a Nibali.
Así que al de mucho tiempo, Alex Sans, que es un director joven pero ágil y valiente, puso a tirar a los suyos. Con rabia porque pensaba que el Astana había truncado la posibilidad de vestir de líder a Huzarski que salvaba la Vuelta del equipo. Y con fe. Ciega en Konig.
ataque de antón Para subir a Piedras Blancas hay que darle la espalda al mar, dejar de verlo. Es un giro repentino y brusco. Del paseo de Estepona, de la playa, se empieza a levantar la carretera. En unos metros ya no olía ni a fritanga, ni a crema de sol, ni a sal, sino a embrague quemado. Crujían las bisagras de algunas piernas, el cigüeñal, la junta de la trócola? A Mikel Nieve, el navarro duro y resistente de Euskaltel, le vieron sufrir desde el principio. Se derretía. Su etapa acabó tres minutos después que la del primero. La de Kreuziger, más de cinco después y la de Mollema, cerca de dos y medio. A los tres les pasó peaje el Tour. "Mikel, simplemente, se ha quedado sin fuerzas", reconoció después Gerrikagoitia.
La debilidad de Nieve coincidió, pino arriba pino abajo, con la gracia de Antón, que es de los que necesita tocar para creer. A 5 de meta, cuando los rescoldos de la escapada, Cataldo y Nerz, se despedían con un apretón de manos, Antón creyó que podía creer y se marchó a buscar sensaciones, a sí mismo en el universo de la duda y, con ello, la victoria de etapa. "Y la habría conseguido", dijo luego Gerrikagoitia, "si no hubiese sido porque por detrás, pensando en su interés, claro, atacó Horner y se puso a tirar durante un buen rato". La terquedad del americano fue como un lazo al cuello de Antón. Frenó su cabalgada y le dejó a tiro.
Atrás, de todas maneras, los favoritos se resistían a desenfundar. Quizás porque era pronto, o porque el puerto no era tan duro o porque se iba muy rápido por esa carretera de terciopelo, bajo la sombra de los pinos. De ahí no querían salir ni Valverde ni Purito ni Nibali. Tuvo que sacarles Basso.
Un ataque duro del italiano removió el grupo. Y otro más arriba le dejó a solas con Pinot, Roche, De Clercq y Dani Moreno, el delfín de Purito que dicen los rumores sin visado es el elegido de Katusha para luchar por la Vuelta. Se lo preguntaron uno de estos días al catalán y, extrañado, respondió que nada de eso, que la quería ganar él. Habrá que creerle, pero ayer dejó que Dani se marchase con Basso mientras él se pegaba a la rueda de Valverde. Así llegaron los dos, pegados y esprintando. A 18 segundos de Moreno; a 14 de Roche, nuevo líder, Pinot, Basso y De Clercq; cuatro por delante de Horner y Zubeldia, que sigue quinto a treinta segundos del irlandés; y a ocho de Nibali, que se dejó en Peñas Blancas el maillot rojo que no quería llevar.
Antes que todos ellos llegó Leopold Konig, que atacó fuerte a tres kilómetros de meta, antes de que se movieran Basso y los demás, y pasó a Antón a poco más de 500 metros para la cima. "Cuando yo ya pensaba que ganaba", lamentó el vizcaino, que se quedó entre la pena de quedarse tan cerca y la alegría de estarlo por esas cosas suyas de la fe. Para creer, Antón necesita tocar. Ayer lo acarició.
Para saber, a Teixeira y a Camaño les basta con escuchar -a Konig levantarse por la mañana diciendo que quiere ganar en Peñas Blancas- y con ver -"desde la concentración de principio de temporada se veía que subía bien, cuanto más duro, más rápido", dijo el vizcaino-. Uno es brujo, y el otro?