bilbao. La voz de Miguel Madariaga suena apagada al otro lado del teléfono. Triste. Melancólica. "Es como si te raptan un hijo y te lo entregan muerto al de ocho meses", había dejado dicho como primera sensación nada más enterarse de la desaparición de Euskaltel-Euskadi, ese arraigado proyecto ciclista que había nacido de sus esfuerzos, sudores e ilusiones, junto a los de Juan Carlos Urrutxurtu y José Alberto Pradera, para dar sus primeras pedaladas en 1994. Veinte años. Casi nada. "Se me ha quedado el cuerpo muy mal, estoy viviendo el día más difícil que puedo vivir", acierta a decir, antes de añadir que "se te vienen a la cabeza inmediatamente muchos años de trabajo, te acuerdas de muchas cosas y muchos momentos duros que has pasado. Y ahora, de la noche a la mañana, por una persona que yo creo que no tiene entidad dentro de Euskaltel, que les digan esto a los corredores, cuando yo creo que hay caminos de solución... Es muy duro".
Había una frase que siempre aparecía cosida a las cuerdas vocales de Madariaga cuando él era la punta de lanza del proyecto, el cabeza visible tanto para recibir las alabanzas como para parar los golpes, que de todo ha habido. "Este equipo no tiene fecha de caducidad", acostumbraba a decir, tal era el arraigo del equipo en el seno de la sociedad y la afición vasca y tan positiva era la imagen que transmitía fuera de las fronteras. "¿Qué ha ocurrido para que esto haya acabado así? Eso me gustaría saber a mí. Aún con todos los problemas que ha debido haber y la falta de dinero, cerrar este equipo va a pasar de los siete millones de euros de coste. Hay catorce corredores que tienen contrato en vigor... ¡Y qué contratos además! Y esos no van a perdonar, algo que me parece lógico. El decreto 1.006 no ampara lo mismo que otras leyes y el TAS les va a dar la razón a ellos", aventura antes de reconocer que el hecho de perder a su punta de lanza, al referente que tenían los chavales que querían algún día ingresar en el pelotón profesional "es un golpe brutal para el ciclismo vasco, un hachazo impresionante".
Para Madariaga, la decisión de dar carpetazo al equipo Euskaltel-Euskadi ha sido "demasiado drástica", cuando, en su opinión, existían otras alternativas intermedias, menos radicales, para mantener un proyecto, aunque hubiera habido que descender un peldaño desde las alturas. "Hay que estar dentro para poder analizar cómo un equipo con licencia WorldTour por cuatro años puede acabar así. Yo no puedo analizar algo que no he vivido desde dentro. Lo que sí que puedo decir es que todo esto se podría haber solucionado sin una medida tan drástica como esta, sin tantas heridas provocadas. Un equipo continental profesional, tipo Caja Rural, podría haber sido una solución para tirar hacia adelante. Yo hubiese sido partidario de esto para poder seguir existiendo. Ahora va a haber mucha publicidad en contra", asegura el que fuera mánager general de Euskaltel-Euskadi hasta el presente curso, que no duda en reconocer que él se aferraba a la esperanza incluso hasta horas antes del anuncio oficial de defunción. "No lo esperaba. Todavía ayer (por el lunes), hablando con alguna gente, pensaba que esto se iba a poder solucionar. Lo que ocurre es que han llevado el asunto muy herméticamente, muy cerrado. Creo que hacía falta una persona de mucha más entidad y arraigo que Mikel Astorkiza al frente de este proyecto tan duro". Lo que no ve Madariaga es responsabilidad por parte de las instituciones. "En su día ya avisaron a todo el mundo, a Euskaltel y a mí, con el nuevo proyecto, cómo estaban las cosas. También hay otras instituciones que no merece la pena ni nombrar... Hay que callar y seguir hacia adelante", finiquita la cuestión.
Bandera de Euskadi El calado de la noticia, la desaparición del mapa de un proyecto en el que él invirtió tantos esfuerzos, provoca en Madariaga una acumulación de recuerdos y experiencias, tanto positivas como negativas. "Ha habido sin duda años muy duros en los que ha habido que tirar hacia adelante y yo lo he hecho. Pero solo ver la identificación que ha tenido este equipo con el pueblo vasco, con la afición vasca e internacional, que hemos sido queridos en el mundo entero allá donde hemos ido a disputar carreras... Para mí este equipo ha sido la mejor bandera que ha tenido Euskadi para darse a conocer internacionalmente. Y el que no piense así, que lo demuestre. Presencias en Giros de Italia, Tours de Francia, Mundiales, Juegos Olímpicos ganando una medalla de oro... Que me lo demuestre el que no esté de acuerdo con esta idea", defiende absolutamente convencido de sus palabras.
Pesimista con el Euskadi Teme Madariaga que el horrible sabor de boca que le produce el adiós de Euskaltel-Euskadi pueda vivir un nuevo capítulo en próximas semanas, pues el futuro del equipo Euskadi, su nuevo proyecto, tampoco es demasiado halagüeño: "Solo tenemos un 5% de posibilidades de seguir. Es muy probable que no haya absolutamente nada el año que viene. Así de mal están las cosas. Y mucho de ello, por Euskaltel. No vamos a hablar aquí de promesas... A mí Euskaltel me ha dejado roto".