moscú. El británico Mo Farah, campeón olímpico de 5.000 y 10.000 metros, arrebató ayer en la jornada inaugural al etíope Ibrahim Jeilán el título mundial de esta última distancia en un sprint vibrante que le otorgó la victoria en un notable tiempo de 27:21.71.
Jeilán, precisamente el hombre que dos años antes en los Mundiales de Daegu le había negado el doblete a Farah al derrotarlo en la final de 10.000, se batió con fuerza en el fragor de la recta, pero esta vez el británico de origen somalí tenía una marcha más en las piernas y no se dejó sorprender. Jeilán se colgó la medalla de plata con 27:22.23 y el keniano Paul Kipngetich Tanui la de bronce con 27:22.61. El atleta británico Mo Farah intentará ahora en Moscú repetir el doblete del fondo que obtuvo el año pasado en los Juegos Olímpicos de Londres.
Por su parte, los deportistas kenianos se tomaron muy en serio la tarea de castigar las piernas de Farah y salieron tirando desde el disparo. Primero con Paul Kipkoech Tanui, que pasó el primer mil en 2:45.73 y el segundo en 2:35.42, mientras el británico marchaba tranquilamente por dentro, a la altura del quinto puesto.
De pronto, en el tercer kilómetro irrumpieron los etíopes, con Abera Kuma e Imane Merga. Farah parecía tener problemas al ritmo de 8:19.95 al paso por el 3.000. El grupo marchaba en fila y el campeón olímpico había caído al decimoquinto puesto, pero su rostro no denotaba la menor inquietud.
Mediada la carrera, con Tanui otra vez en cabeza (13:49.95), Farah empezó a ganar posiciones y a 10 vueltas del final ya estaba quinto para controlar cualquier escaramuza. La táctica africana no estaba dando resultados contra un atleta nacido en Somalia.
El keniano Bedan Muchiri volvió a endurecer la carrera a siete vueltas del final pero su ritmo no hizo ningún daño a nadie. Hasta el estadounidense Galen Rupp ocupaba posiciones delanteras.
en cabeza a falta de 4 vueltas El atleta Mo Farah se puso ayer en cabeza a falta de cuatro vueltas mirando descaradamente a sus adversarios. A esas alturas ya se sabía ganador. Para un atleta que venía de correr los 1.500 en 3:28.81 (récord de Europa), el último tramo de una carrera de fondo era como coser y cantar.
A partir de ahí, el corredor británico monitorizó la prueba a su antojo, pilotando en cabeza. Aún tuvo que resistir el desesperado ataque del defensor de la corona, pero se alzó con la victoria en el primer 10.000 que corría desde la final olímpica de Londres 2012.