Vitoria

Si las cosas hubiesen transcurrido como estaban previstas, el hecho de que Greg Oden diera a conocer su nuevo equipo en la NBA habría paralizado la actividad deportiva en Estados Unidos y habría colocado a millones de personas ante las pantallas de televisión como ocurriera aquella noche de julio de 2010 en la que LeBron James dijo ante las cámaras aquella frase de "I'm going to take my talents to South Beach" (voy a llevar mi talento a South Beach) para dar a conocer su decisión de abandonar los Cleveland Cavaliers para recalar en los Miami Heat. Así debería haber sido si las líneas del guión no se hubieran emborronado de manera trágica, pues hubo un tiempo, no hace demasiado, en el que Oden estuvo llamado a ser The Next Big Thing, el siguiente gran pívot dominador de la NBA, el próximo gigante capacitado para ser el epicentro de una nueva dinastía ganadora y devastadora. Pero nada de eso ha ocurrido. Cuando Oden anunció en la noche del viernes su decisión de firmar por los Miami Heat, los ganadores de los dos últimos anillos, a cambio del contrato mínimo (1,03 millones de dólares el primer curso y 1,14 el segundo), lo hizo prácticamente en condición de exjugador. Quien fuera número uno del draft de 2007 por encima de Kevin Durant únicamente ha jugado desde entonces 82 partidos como profesional (lo correspondiente a una temporada regular completa cuando han transcurrido seis temporadas desde que desembarcara en los Portland Trail Blazers) como consecuencia de graves lesiones en ambas rodillas y la última vez que saltó a una cancha de baloncesto fue el lejano 5 de diciembre de 2009. Ahora, a sus 25 años, el pívot al que la maldición de las lesiones apenas ha dejado mostrar todo el potencial que atesora tiene ante sí la última oportunidad de mostrarse como un jugador válido para la NBA. Lo de gran estrella parece haber quedado en el olvido de los quirófanos.

Pocas personas en el mundo conocen a Oden tan en profundidad, tanto en los momentos de gloria universitaria como de auténtica depresión en la época de las lesiones, como Mark Titus. Excompañero suyo en los circuitos AAU de instituto y en Ohio State, autor del genial libro Don't put me in, Coach (en el que define a Oden como "el negro más blanco que jamás ha existido" poniendo como ejemplo que prefería asistir junto a él y a su padre a shows de magia en lugar de acudir a conciertos de hip hop) y actualmente blogger en Grantland.com, Titus ha seguido de cerca su laborioso y larguísimo proceso de rehabilitación y ayer mismo, tras adelantar la noticia de su fichaje por Miami, aseguraba que "creo que puede tener éxito en su regreso, no solo porque tiene solo 25 años, sino porque desde el instituto no le he visto tan bien de forma. Probablemente, jamás volverá a tener la explosividad de antes, pero todavía es capaz de moverse bien y sigue siendo atlético para tener éxito, ya que en la NBA no hay demasiados pívots excelentes. Miami es un equipo ideal para él. No tendrá presión porque es una franquicia que ya ha ganado dos títulos sin él, en ataque será la cuarta opción y podrá dedicarse a los tres aspectos del juego en los que realmente marca diferencias: taponar lanzamientos de los rivales, rebotear y finalizar en las cercanías del aro. Además, no le forzarán demasiado en cuanto a sus minutos en cancha y podrá disponer de protagonismo en consonancia con las necesidades de su cuerpo. No olvidemos que ha pasado tres veces por quirófano en cinco años".

El fantasma de Bowie ¿Hasta dónde habría llegado Oden sin sus lesiones? Esa es la pregunta del millón de dólares. Tras arrasar en su periplo en high school, únicamente disputó una temporada universitaria y, pese a jugar mermado por una lesión de muñeca, fue capaz de llevar a Ohio State a la final de la NCAA, en la que los Buckeyes cayeron ante Florida pese a los 25 puntos, 12 rebotes y 4 tapones del pívot, que decidió presentarse al draft de 2007. Con Portland eligiendo primero y dos rutilantes promesas, Kevin Durant y el propio Oden, a su disposición, no tardaron en salir a la palestra las voces que recordaban lo ocurrido en 1984, cuando los Blazers, tras llevarse los Houston Rockets a Hakeem Olajuwon, apostaron por los centímetros de Sam Bowie, todo un fiasco por culpa de sus posteriores lesiones, en lugar de seleccionar a Michael Jordan. Finalmente, la franquicia de Oregon volvió a apostar por otro pívot y se quedaron sin el que es a día de hoy uno de los referentes de la NBA. Oden se perdió su primera temporada profesional por una lesión en su rodilla derecha y no regresó hasta 2008, disputando 61 partidos sin que diversas dolencias menores le permitieran jugar a pleno rendimiento. En los primeros compases de la campaña 2009-10 se vio al mejor Oden de la NBA, dominador en la zona en la parcela defensiva y resolutivo en ataque, con demostraciones como los 13 puntos, 20 rebotes y cuatro tapones firmados precisamente ante Miami, pero el 5 de diciembre, ante los Rockets, se lesionó la rodilla izquierda, sufriendo varias recaídas. Desde entonces, jamás ha vuelto a pisar una cancha de baloncesto.

l Fecha de nacimiento: 22 de enero de 1988, en Buffalo (New York).

l Altura: 2,13 metros.

l Puesto: Pívot.

l Universidad: Ohio State (2006-07). Llevó a los Buckeyes a la final de la NCAA, en la que cayeron ante Miami, y fue elegido en el primer equipo All American.

l 'Draft': Elegido en primera posición en la edición de 2007 por los Portland Trail Blazers.

l Carrera profesional: Portland Trail Blazers (2007-12). Las lesiones solo le han permitido jugar 82 partidos, con promedios totales de 9,4 puntos y 7,3 rebotes.