vitoria. El Alavés visitará finalmente esta temporada Anduva. El Mirandés, que a primera hora de la noche del pasado lunes estaba contra las cuerdas y al borde de caer a la Segunda B por no completar con éxito su proceso de conversión en Sociedad Anónima, evitó sobre la bocina el descenso administrativo. Y lo hizo gracias a un gesto de solidaridad de los que no se aprecian con asiduidad hoy en día en el mundo del fútbol. Varios directivos, sobre todo Alfredo de Miguel, y los futbolistas Díaz de Cerio, Raúl García, Iván Agustín, Pablo y Mújika pusieron antes de la medianoche el dinero que necesitaba la entidad burgalesa para cumplir con el pacto fijado y jugar en la categoría de plata.
Fue una jornada maratoniana y una noche de lucha contrarreloj en la que se produjeron situaciones rocambolescas. Porque a eso de las 21.00 horas, los rectores del Mirandés comparecieron ante los medios para anunciar que el club no iba a poder cubrir los 1,3 millones. Era la puntilla a una historia kafkiana iniciada el pasado viernes cuando Vicente España se erigió como máximo accionista al aportar, supuestamente, esa cantidad proveniente de inversores extranjeros. Sin embargo, en Miranda de Ebro ese dinero no apareció por ningún lado. Por la mañana, se comprobó que en la cuenta del club no había transferencia alguna por esa cantidad.
El propio Vicente España explicó que la cantidad fue retenida por la Administración Pública en virtud del protocolo de blanqueo de capitales y prevención de terrorismo que estipula la normativa de transferencias internacionales de sumas importantes. Es decir, el Mirandés sería descendido a Segunda B si antes de las 24.00 horas no aparecían los citados 1,3 millones. La resignación empezó a hacer mella en los aficionados, que empezaron a invadir en masa las oficinas del club en busca de respuestas.
Sin embargo, hubo milagro. Antes de medianoche, un grupo de directivos y los futbolistas Díaz de Cerio, Raúl García, Iván Agustín, Pablo y Mújika pusieron el dinero que faltaba para completar la conversión en Sociedad Anónima. La pesadilla de jugar de nuevo en Segunda B había finalizado, aunque Vicente España -el hombre más buscado ayer- deberá dar las explicaciones pertinentes para justificar la traición al club rojillo. "Ha jugado con las ilusiones, sentimientos e incluso el futuro del club, jugadores, empleados, afición, y en general, de toda la ciudad de Miranda de Ebro", criticó ayer con dureza un enojado Iván Agustín. Toda la plantilla del Mirandés, encabezada por los capitanes, mostró ayer su "total agradecimiento" al empresario Alfredo De Miguel Crespo "por ser el principal artífice de que el club siga compitiendo en Segunda división A".