getxo. "Iba subiendo la cuesta y nos iba dedicando la victoria", exclamó un hombre mientras corría a coger sitio frente al podio. Su marcado acento andaluz y su desencajada sonrisa le delataban: era familiar de Juan José Lobato, el joven gaditano que se caló ayer la txapela de la 68ª edición del Circuito de Getxo. Con la cámara colgada al cuello y la camisa de cuadros sudando los 35 grados que marcaba el termómetro en la mañana de ayer, el hombre se pasó un pañuelo por la frente mojada y sacó el teléfono móvil. Tecleó nerviosamente y sin borrar la sonrisa le dijo al destinatario de la llamada: "¡Ha ganado el chaval". Con tan solo 24 años, Lobato repetía el triunfo que consiguió por sorpresa en 2011, aunque en esta ocasión nadie se extrañó por la superioridad que mostró ante sus rivales en la última subida al Alto de Akotxa, un muro de 632 metros. Cuatro segundos les sacó el ciclista gaditano en una carrera caracterizada por las distancias cortas. Sobrado. Así iba el andaluz. Tanto que, consciente de su superioridad, cuando apenas quedaban 50 metros y sus contrincantes arañaban su sombra a cada pedalada, Lobato se irguió en su sillín, buscó a su familia con la mirada y les señaló. Tal y como dijo el hombre, les dedicó la victoria.

Dos años después, igual de veloz pero con un Tour de Francia en sus piernas, Lobato repitió en Getxo, pero este triunfo era distinto. Sabía diferente. Era un aval. Una muestra de que el proyecto deportivo del equipo naranja no podía terminar con esa txapela. Era una llamada que quiso convertirse en garantía para atraer a ese ansiado patrocinador que saque a la escuadra vasca de la delicada situación en la que se encuentra. Una victoria tan exigida como necesitada para recuperar el rumbo perdido en lo económico y no encontrado en lo deportivo tras la mala actuación de Euskaltel en la ronda vasca. Un Tour de Francia que muchos aficionados quieren olvidar, por ello, no fue sorpresa tampoco que a su paso por la línea de meta Lobato escuchara a aficionados clamar: "¡Euskaltel!". Pero no eran gritos de ánimo, sino de desconcierto. Y es que la sexta victoria del equipo naranja esta temporada y posiblemente la última ante su público fue, ante todo, una sorpresa para el aficionado.

Y eso que Lobato era el máximo favorito al triunfo y, desde la primera vuelta -de las diez- al circuito de 17 kilómetros, Euskaltel hizo todo lo posible por allanar su camino hacia la meta. En una escapada masiva permitida por el pelotón, Pablo Urtasun y Ricardo García tiraron de garra para liderar el avance y, a medida que pasaban las vueltas, fueron ganando las mejores localidades para afrontar la subida a Txomintxu y al posterior muro de Arkotza. Conocedores del trazado del Circuito de Getxo, ambos ciclistas eran conscientes de que la txapela se decidiría al sprint en los últimos kilómetros. Así que lo propiciaron todo para que Lobato tan solo tuviera que hacer lo que mejor sabe: acelerar. De esta forma, el ciclista gaditano no tuvo rival. Nadie consiguió seguirle la rueda. Y, como un rodillo, paso por la línea de meta en primer lugar y con tanta autoridad que Armido Fonseca (Bretagne) y Egoitz García (Cofidis), segundo y tercero respectivamente, llegaron exhaustos a cuatro segundos del de Euskaltel.

el resto de ganadores Con permiso de Juanjo Lobato, gran protagonista de esta edición del Circuito de Getxo, fue Omar Fraile (Caja Rural) quien se llevó los mayores aplausos de los aficionados al recibir el premio de montaña por su gran actuación en las vueltas 4, 5, 6 y 7 del trazado. Además, Egoitz García (Cofidis) fue también premiado y aclamado como el mejor vasco de la carrera al ser el primero en cruzar la línea de meta; mientras que el italiano Patrick Facchini (Androni-Giocattoli) se llevó el premio a la combatibilidad por sus incesantes arrancadas.