Semnoz. A diferencia de otros grandes campeones más reservados, celosos de lo suyo y breves en sus afirmaciones, Chris Froome es una delicia que contesta pausado, sin prisa, sin un mal gesto ni escudos de protección, con lo que parece que no hay distancia entre él y la nube de periodistas que le miran admirados después de que en Semnoz certificara su superioridad en la presente edición de la ronda gala. Habla de su forma de ser, de lo que ha sentido durante el presente Tour de Francia, de los peores y mejores momentos en estas tres semanas, de lo que desea que suponga su triunfo -dice que espera que sirva de inspiración para la juventud africana-, del ciclismo creíble y cuando le preguntan si su madre, fallecida pocas semanas antes de que arrancara el Tour, ha sido su gran motivación responde que quiere pensar que ha sido ella la que ha permanecido siempre ha su lado.

¿Cómo se describe el ganador del Tour?

Podríamos pasarnos toda la tarde hablando de cómo soy y de dónde vengo. Para resumirlo, para mí este Tour representa el final de un viaje maravilloso que empieza encima de una mountain bike en las pistas de Kenia y acaba aquí, con el maillot amarillo del Tour. Es difícil contar todo lo que he vivido en este viaje. Ha sido extraordinario.

Le definen como una persona que ama la independencia y resulta que pertenece usted al equipo más disciplinado y organizado del pelotón mundial.

No son cosas incompatibles. Soy alguien independiente pero me gusta también formar parte de una estructura y la rutina que ello conlleva. Eso representa el equipo Sky, que lo tiene todo previsto y muy bien planificado. Es un sistema enorme del que me complace formar parte.

Porque ataca yendo vestido de amarillo y sin necesidad, hay quien dice que es tan caníbal como Merckx.

Merckx es una de las mayores leyendas de la historia de este deporte. Que me comparen con él es un orgullo.

¿Nairo Quintana ha sido su mayor rival?

Es una sorpresa. Desde el principio fue fuerte en la montaña. Hoy tenía muchas cosas que ganar. El segundo puesto, el maillot de la montaña, el blanco, la etapa? Tengo mucho respeto por alguien tan joven que ha logrado tanto en su primera participación en el Tour.

¿Es su rival del futuro?

Sí, eso pienso. Es el futuro del Tour. Es joven y tiene mucho talento. Va a ser uno de los grandes.

Alberto Contador, finalmente, ni siquiera podrá subir esta vez al podio. ¿Le sorprende?

Así es la carrera. Las cosas cambian. No es el primer campeón al que le ocurre.

¿Qué le motiva cuando corre?

La lucha, el reto. Desde la enfermedad de 2009 siempre he mantenido un combate duro y diario para salir adelante. En los momentos malos, cuando me resfriaba y no podía entrenar, era difícil encontrar la motivación para seguir adelante. El ciclismo es un combate mental y físico.

Nació en Kenia, creció en Sudáfrica, vive en Montecarlo y tiene pasaporte británico. ¿De dónde se siente?

Me siento dividido entre todos esos lugares. Cuando vuelvo a esos sitios, en todos me siento como en casa. ¿Donde terminaré? Eso nadie lo sabe.

Ha ganado un Tour. ¿Cuántos piensa que puede ganar de aquí en adelante?

No lo sé. Únicamente pienso en el momento presente. Ahora mismo tengo 28 años y los corredores acostumbran a llegar a su mejor momento físico, a la madurez, pasada la treintena.

¿Quiere decir que todavía puede mejorar en el futuro?

No puedo decir lo que me reserva el futuro. Pero he llegado con retraso al deporte. Solo soy corredor profesional desde hace cinco años. Pero progreso y aprendo cada año, por eso no acepto que se piense que ya no me queda ningún margen de progresión.

¿Cuándo supo que podía ganar un Tour de Francia?

La primera vez que pensé que podía tener un papel importante en el Tour fue en 2011, durante la Vuelta a España. Hasta entonces era impensable para mí compararme a los grandes corredores de las vueltas de tres semanas porque no era constante. A veces mostraba de lo que era capaz pero nunca podía repetirlo. En la Vuelta a España fue la primera vez que lo hice. Entonces empecé a pensar que tenía un lugar aquí, en el Tour de Francia.

Ganar el Tour, dicen, le cambia a uno la vida.

Es una sensación increíble. Todos me dicen que me va cambiar la vida, pero yo no quiero que eso ocurra. Quiero que las cosas continúen igual que hasta ahora.

¿Qué piensa ahora?

En muchas cosas, pero, sobre todo, en que espero que esta victoria motive a los jóvenes africanos a los que les cuesta mucho entender que pueden salir de África y tener éxito en Europa. Quiero que sea un ejemplo de que las oportunidades hay que buscarlas. Hay cosas que quiero hacer para promover el ciclismo en África y países subdesarrollados. Estoy convencido de que mi resultado va a tener influencia en Kenia. Va a ser una inspiración.

Durante el Tour, le preguntaron varias veces si usted era creíble, si podía demostrar que no era como Armstrong.

Ha sido difícil convivir con eso, pero al mismo tiempo se entiende la duda por la historia reciente de este deporte. Cualquiera que llevara el maillot amarillo de líder iba a tener una posición complicada por las críticas. Yo mismo soy una persona decepcionada con este deporte. Solo espero que esa percepción cambie. Sé que requerirá tiempo, pero tengo la voluntad de demostrar que este deporte ha sido transformado. De todas maneras, las dudas no me han quitado felicidad, en absoluto. Lo he visto más como un reto.

¿Cuál fue su peor momento?

Esperen que lo pienso? Me parece que tal vez fue en Alpe d'Huez, cuando me quedé sin energía. Estaba como vacío. Tenía una sensación muy mala. Si hacen algún deporte de resistencia conocerán esa sensación que hay que superar de manera mental.

¿Y el mejor?

El más grande fue cuando ataqué en el Mont Ventoux y gané allí arriba. Ese fue un momento increíble y realmente especial.

Tras ganar el Tour, Bradley Wiggins, su compañero de equipo en el Sky, se marcó el reto del Giro de Italia. ¿A usted le motiva algo que no sea el Tour?

Personalmente, yo pienso que el Tour es la cumbre del calendario de un ciclista. Naturalmente, es la victoria más buscada. Pero la decisión dependerá, por supuesto, de la trayectoria, del recorrido y lo que diga el equipo. Me encantaría volver a ganarlo. Pero eso lo decidiremos más adelante.

Pocas semanas antes del inicio del Tour murió su madre. ¿Ha pensado en ella?

Mi madre ha sido una gran motivación. Quiero pensar que ha estado a mi lado en cada momento.

¿Cuando llegó al conjunto Sky tenía en mente vencer alguna vez en el Tour?

Cuando me uní al Sky me preguntaron cuáles eran mis aspiraciones y yo les dije que lo mejor era fijarnos algunos objetivos a corto, medio y largo plazo y, por qué no, algún que otro sueño. El Tour era uno de esos sueños. No estaba previsto. No lo vi venir. Ni yo lo hubiese predicho.

Pero hace bastante tiempo que esto se veía venir...

Es curioso, pero yo solo lo pensé realmente cuando estaba a dos kilómetros de la meta de Semnoz, nunca antes. Calculé que me quedaban cinco minutos de subida y me dije: ya está. A partir de ahí, me costó concentrarme.

¿Ha recibido alguna llamada de Brad Wiggins?

Bradley no me ha contactado durante el Tour.

¿Qué hará ahora?

Necesito algo de tiempo antes de volver a mi casa. Disputaré algunas carreras en Holanda y en Bélgica, pero espero poder relajarme un poquito para poder reflexionar tras este mes increíble que he podido vivir.