Le Grand Bornand. Hace dos años Roberto Laiseka se montó en el coche y se marchó hasta los Pirineos un día cualquiera de junio para volver a subir a Luz Ardiden. Le convencieron dos periodistas, con lo poco que le gustan a él estas cosas, con el pretexto de que se cumplía una década de su victoria en el Tour de Francia, aquel día inolvidable en el que los Pirineos temblaron y se pusieron naranjas, y que había que hacer algo bonito. Protestó todo el viaje de ida, siguió quejoso cuando se cambiaba de ropa y se ponía su traje de Euskaltel-Euskadi -la gorra, descolorida, podría ser incluso la de aquel día- y se le fue pasando todo ese mal humor mientras subía la montaña e iba recogiendo kilómetro a kilómetro los recuerdos. Arriba, entre la niebla que cubría aquel día la estación de esquí, se felicitó por haber aceptado la propuesta. Estaba feliz, tanto o más que diez años antes. Y así, como un niño feliz, posó para Zigor Alkorta, fotógrafo de DNA, en el mismo lugar donde le cambió la vida.
Estas son sus reflexiones de entonces, y los recuerdos que han ido contando estos años Jean Marie Leblanc, director del Tour en aquella época; Joxe Cruz Mujika, mecánico de Euskaltel-Euskadi que seguía aquel día a Laiseka en el coche, y David Etxebarria.
Roberto Laiseka
"Ese día me cambió la vida, no pude elegir"
De pie sobre el asfalto mojado de Luz Ardiden una década después -ahora él y su mujer Karmele tiene tres niñas que, ellas sí, son sus tres mejores victorias, y sigue vinculado al ciclismo como comentarista de este periódico y en la Vuelta a España, donde ganó dos etapas y conduce uno de los coches de la organización-, Laiseka abrió su alma para hablar de lo que supuso aquel día para él. Recordó la subida, las piernas de mantequilla que tenía tras la pájara del día anterior en Saint-Lary-Soulan, donde le rescató algún bocadillo de la afición y, sobre todo, la mano milagrosa del bueno de Unai Etxebarria, el ataque al grupo de Armstrong? Todo. También lo que vino después.
"Una etapa en el Tour te cambia la vida", reflexionaba Laiseka recordando que Indurain decía que todo el éxito del Tour hay que saber gestionarlo para que no te desborde. "Pero yo no tuve opción. No pude elegir si me la cambiaba o no. Me la cambió y punto. Todo el mundo me recuerda por aquel día, todo el mundo sabe dónde y qué estaba haciendo mientras yo ganaba. Fíjate que voy por ahí y aún me piden autógrafos".
Laiseka, que dos años antes había dado a Euskaltel-Euskadi su primera victoria en una grande en Abantos, es capaz de calificar todo lo que vino después de aquel triunfo y que aún perdura como de injusto. "Lo es, te voy a decir por qué y lo vas a entender a la primera. Me convenzo de que es injusto que se recuerde tanto aquel día cuando veo a Joane Somarriba, que es como Indurain, y parece que está olvidada; o que no se valora tanto lo de Joseba -Beloki-, que hizo tres podios en el Tour; o, sin ir más lejos, a David Etxebarria, que en 1999 ganó no una, sino dos etapas del Tour, una de ellas también en los Pirineos, en Pau. ¿Por qué a ellos, con todo lo que hicieron, no se les recuerda tanto y a mí, por aquel día, sí? ¿Ves como es injusto?". Aún así, era un hombre convertido en niño feliz sobre la cima de Luz Ardiden diez años después de su gesta.
Joxe Cruz Mujika
"La imagen de Roberto ganando lo dice todo"
El día de Luz Ardiden de hace trece años era domingo. Aquella tarde Joxe Cruz Mujika, mecánico de Euskaltel-Euskadi, viajó a casa en coche y, no lo olvidará nunca, en el peaje cerca de Baiona una treintena de aficionados vascos salieron de sus coches y empezaron a aplaudirles. "Es que la imagen de Roberto ganando en Luz Ardiden tiene una fuerza tremenda. La mirada, el gesto? Esa fotografía lo dice todo sobre aquel día. Cuenta que nada ni nadie hubiese sido capaz de evitar lo que ocurrió. La dimensión del triunfo la aumentó el marco y las circunstancias. Era el primer Tour de Euskaltel-Euskadi, el primer año de la marea naranja en los Pirineos y, sobre todo, era Laiseka", suele recordar Mujika, que iba en el primer coche del equipo que llegó a rueda de Roberto cuando atacó al grupo de Armstrong. Con él iban Julián Gorospe y el lehendakari José Antonio Ardanza. "Recuerdo que nada más llegar le dije a Julián que la etapa era nuestra. ¿Por qué? Lo presentía. Lo vi en el gesto que hizo Txetxu -Rubiera, gregario entonces de Armstrong en el US Postal- cuando pasamos al pelotón. Iba tirando él e hizo algo, una señal, no sé, quizás fue mi imaginación, que me hizo estar seguro de que ganábamos. Es lo más excitante que he vivido en todo el tiempo que llevo en esto".
Jean Marie Leblanc
"Roberto era la persona idónea para aquel logro"
Jean-Marie Leblanc era entonces el director de aquel Tour de Francia y uno de los principales responsables de que Euskaltel-Euskadi estuviera corriéndolo. Leblanc fue el que cursó la esperada invitación al equipo vasco para que viajara al Tour. Entonces, suele recordar, Euskaltel era un equipo "joven pero bien construido que iba progresando año a año. Pero, además, presentaba la particularidad de estar compuesto en su mayoría por corredores vascos. Eso nos atraía porque sabíamos de la popularidad del ciclismo en el País Vasco. Y sí, finalmente creo que fue una buena razón para mostrarles nuestra simpatía e invitarles a correr el Tour. Ahora, visto con perspectiva, pienso que fue un acierto. Euskaltel nunca nos ha decepcionado, aunque es cierto que en aquel primer Tour, el de 2001, los resultados de las primeras etapas no fueron espectaculares, más bien todo lo contrario. Parecía que no saldrían del bache, pero luego se rehicieron y en los Pirineos apareció la figura de Roberto Laiseka". "Era el primer año, los Pirineos se volvieron naranjas de repente y allí apareció Roberto, que, además, era la persona idónea para ese logro porque era el personaje típicamente vasco, ejemplar en su equipo. Recuerdo pocas victorias de etapa en las que el suspense y la simbología fueran tan intensos", explicaba el francés en una entrevista concedida a este periódico.
David Etxebarria
"¡Qué grande eres, amigo!"
David Etxebarria siempre recuerda esta conversación al principio de la etapa de Luz Ardiden:
-David, vaya piernas que llevo hoy, le dijo Roberto Laiseka, recuperado de la pájara de la víspera en Saint Lary.
-¿Sí? Pues van treinta tíos ya por delante nuestro.
David le respondió malhumorado, pero habló con Gorospe y puso a tirar a todo el equipo. "Rober no sabía ni cómo iba la carrera, pero es que él era así. Capaz de no enterarse de cómo marchaba la etapa y capaz después de reventar a todos subiendo Luz Ardiden y santiguarse antes de levantar los brazos. ¡Qué grande eres amigo!", recuerda el vizcaíno, que ganó dos etapas en el Tour de 1999.