vitoria. Son los hombres encargados de rubricar el trabajo del resto del equipo, los que deberán materializar las ocasiones, buscar la red de la portería rival. Para bien o para mal, el Deportivo Alavés ya ha definido la nómina de delanteros con los que afrontará, tras cuatro años de ausencia, su regreso a la categoría de plata del fútbol español. A falta de cerrar aún un puñado de fichajes en otras posiciones, la dirección deportiva ha rubricado a las primeras de cambio el listado de los delanteros.
Borja Viguera, Gorka Laborda, Ion Vélez y Mauro Quiroga componen el ramillete de delanteros del nuevo proyecto albiazul, huérfano a última hora de un Juanma Delgado por el que no se apostó lo suficiente. Cuatro jugadores de corte muy diverso deberán repartirse las posiciones -o posición- ofensivas a lo largo de los 42 encuentros que disputará en la Liga Adelante un Alavés que, sin excesos de euforia, partirá con la ambición de no renunciar a nada. Sin embargo, las cifras realizadoras de sus arietes generan algunas preguntas.
El gol, en el fútbol, se paga caro. Son los buenos goleadores, independientemente de las categorías, los jugadores mejor retribuidos. Y en la política de austeridad que preside las operaciones del Alavés -al igual que las del Baskonia- se ha buscado ajustar el precio aún a costa de reclutar a dos jugadores que, por sus números recientes, a primera vista están lejos de enamorar. Tanto Ion Vélez (2 goles la pasada campaña) como Quiroga (3 goles) aterrizan en Vitoria con la misión de producir. Si bien, a todas luces da la impresión de que la gran estrella del equipo, a tenor de lo visto la temporada precedente, se encontraba ya en el vestuario albiazul.
Borja Viguera sigue luciendo por encima del resto. Ya anunció Javier Zubillaga que prefería evitar los fichajes mediáticos, llamativos, porque resultan más caros y rara vez ofrecen lo que prometen.
Viguera ofreció el pasado curso más de lo que prometió, más de lo que se pensaba que podía dar, hasta convertirse en el principal referente ofensivo de un equipo que este año volverá a girar en torno a su figura en la vanguardia. Un papel más secundario parece que le tocará asumir a Gorka Laborda. El navarro, llegado a mitad del pasado ejercicio procedente de la Peña Sport de Tafalla (cuna de Ion Vélez), convenció a los técnicos y se queda en el cuadro vitoriano, si bien a primera vista parece llamado a ser el cuarto en discordia. Una consideración que, por supuesto, tratará de modificar con su trabajo y sus goles durante la pretemporada.
Vélez y Quiroga tendrán asimismo que ganarse el puesto. Y también el corazón del alavesismo, que a expensas de lo que vaya llegando comienza a comprender que el próximo año, como el pasado, el bloque, la solidez y el oficio volverán a brillar en este Alavés por encima de los nombres y las individualidades. En todo caso, el reto está servido. Los delanteros tienen una misión y la carrera comienza mañana.