Este año el paso por los Pirineos del Tour de Francia está algo descafeinado. Es lo que tiene salir de Córcega y tener que afrontar muy temprano el paso por nuestras montañas vecinas. No se pasa por el Tourmalet (han tenido suerte, porque está cortada la carretera cerca de Luz por fuertes desprendimientos por las tormentas y el deshielo), pero se sube la Hourquette d'Ancizan, un puerto casi desconocido que se pasó el año 2011 en la etapa que ganó Samu Sánchez en Luz Ardiden.

La Hourquette d'Ancizan es un bombón para los cicloturistas, sobre todo la vertiente por la que desciende el Tour, una carretera preciosa, entre verdes prados, bordas y vacas que pastan ajenas a los ciclistas. Un entorno idílico. Por donde sube el Tour, desde el pueblo de Ancizan, muy cerca de Arreau, es una subida más escondida entre árboles y que deja pocos espacios para admirar las vistas hacia los Pirineos.

Es un puerto paralelo al Aspin, pero, al contrario que este (que forma parte de la historia del ciclismo al ser el segundo del Círculo de la Muerte que se afrontó por primera vez en el Tour de 1910 en la terrible etapa Luchón-Bayona) la Hourquette d'Ancizan, hasta que el Tour lo pasó como he dicho hace dos años, apenas era visitado por los cicloturistas más conocedores de la zona, que una vez ascendidos los puertos famosos, los mitos, empezaban a explorar las demás carreteras de la zona. La Hourquette fue uno de los grandes descubrimientos para mí cuando lo subí por primera vez, hace ya unos años, igual que la subida al Circo de Troumouse, un vecino del famoso Tourmalet desconocido para mucha gente y que es una de las carreteras más espectaculares que conozco, y conozco muchas, de esta zona de Pirineos.

La subida que afrontarán los ciclistas del Tour mañana, la última de la etapa, es una ascensión de algo más de diez kilómetros, cuya parte más dura se concentra en los primeros cuatro, con rampas en torno al 9% y algún pico del 15% nada más empezar. Luego hay un pequeño descanso para luego mantenerse la pendiente cerca del 7,5% hasta arriba. La bajada (también de poco más de diez kilómetros) además de maravillosa en cuanto al paisaje, como he dicho, tiene zonas muy rápidas y un repecho que hay que subir que rompe bastante el ritmo. Antes de juntarse con la carretera que baja del Aspin, en el área pastoral de Payolle, hay una zona llana rodeada de prados y donde hay algunos establecimientos donde se puede comer mientras esperamos la carrera. Después se sigue bajando hasta Saint Marie de Campan (imprescindible una visita al lugar donde estaba la forja en la que hace cien años, en 1913, Eugène Christophe arregló la horquilla de su bici tras romperla bajando el Tourmalet), se pasa por Campan, bajo las miradas de las Mariolles (los muñecos con el que adornan el pueblo en verano), y la etapa acabará en Bagnères de Bigorre.

Para llegar a esta zona de Pirineos, hemos de coger la autopista hasta Baiona, luego seguir por la autopista de los Pirineos hacia Tarbes, y podremos salir cerca de Lannemezan para ir hacia Arreau (desde Bilbao unas tres horas y media), y allí podemos empezar una bonita excursión en bicicleta por la Hourquette d'Ancizan regresando por el Aspin (unos 45 kilómetros), o podemos salir de la autopista en Tarbes para ir hacia Bagnères de Bigorre, donde termina la etapa y donde se despide el Tour de los Pirineos por este año. Para los más entrenados es una bonita ocasión para subir al Tourmalet por la vertiente de La Mongie. Todavía queda algo de nieve en la cima.

Pocos Pirineos. Menos mal que queda una buena ración de montaña en los Alpes. Allí os espero.

(*) Cicloturista