Este Tour no es el que todos conocíamos. Nos lo han cambiado. Ayer ocurrió una vez más. Primer corredor que intenta escaparse, primer corredor que lo consigue. Esta vez fue Luis Ángel Maté el que se fue, solo, y, evidentemente, vio que aquello no iba a ninguna parte y retornó al gran grupo. No sé que ocurre en esta edición, la verdad, si es la actitud de los ciclistas o alguna otra circunstancia, pero muchos están dejando pasar la oportunidad de gozar de un protagonismo, de una notoriedad, que luego no van a poder tener. ¿Qué ha pasado con aquellos Tours en los que había auténticos palos para entrar en la fuga buena, en los que había que intentarlo una y otra vez antes de gozar del beneplácito del pelotón para comandar la carrera?

Sobre el desarrollo de la etapa, poco que contar. Felicitar a Haimar Zubeldia por haber resistido durante toda la etapa con una fractura en un dedo -es una magnífica noticia para el ciclismo vasco- y alegrarnos por la victoria de Greipel porque el equipo Lotto se lo merecía. Ha trabajado mucho todas estas etapas y ayer sufrió además un gran varapalo al retirarse Van den Broeck, su hombre fuerte de cara a conseguir un puesto notable en la general final. Greipel es uno de esos velocistas a los que siempre hay que tener en cuenta. Ayer aprovechó que Cavendish estaba tocado tras haberse caído, su equipo le dejó en una posición envidiable y él consiguió la victoria con gran autoridad. También cuajó una gran actuación Juanjo Lobato, que acabó quinto y sigue acumulando confianza y experiencia.