ajaccio. “Estoy decepcionado, pero no renuncio a salir de Córcega con una etapa y vestido de amarillo”. Peter Sagan, 23 años repletos de gloria y triunfos, no está acostumbrado a que la bala no impacte donde él pone el ojo y el sábado por la noche, en Ajaccio, expresaba ese deseo. Su irrupción en el Tour de Francia del año pasado fue abrumadora, tormentosa, con tres victorias de etapa y el maillot de los puntos. La suya es una de esas apariciones que ocurren cada muchos años por talento, potencial, voracidad y carisma, algo muy necesario en un ciclismo cada vez más opaco, más alejado de los focos. El genial eslovaco no tiene problemas a la hora de provocar que se hable de él. Sus victorias acaparan titulares y sus extravagancias ?lo mismo hace caballitos para celebrar sus victorias, como en la última Gante-Wevelgem, o simplemente para entretener al público en pleno puerto del Tour’12? y polémicas ?la más sonada se produjo en el podio del último Tour de Flandes cuando, sonriente, tuvo la ocurrencia de palpar las posaderas de una de las azafatas? le sitúan constantemente en el epicentro de la actualidad. Y si no hay motivo para ser noticia, él mismo la confecciona, como la semana pasada, cuando subió a Youtube una grabación en la que se le ve escalando por el morro de su coche para dejar su bicicleta perfectamente aparcada y anclada en la baca.
Por ello, para Sagan, alma de estrella de rock, no es fácil de digerir ser actor secundario, telonero, tres días seguidos. El sábado, una caída le descabalgó del grupo cabecero imposibilitándole la lucha por el triunfo, que fue para Marcel Kittel. El domingo, el irreductible Jan Bakelants evitó por un suspiro lo que parecía un sprint cantado. ¿Y ayer? No, ayer tampoco. Tras el guion habitual en estas jornadas, y con Cavendish y Greipel perdidos en la lejanía, todo parecía correr a favor de Sagan en su intento de no salir de Córcega sin visitar el podio de los triunfadores, pero el sprint, esa complicadísima suerte ciclista que aúna heavy metal y sinfonía, potencia desbocada con finura y sangre fría, le dio la espalda cuando su mente vislumbraba ya una de sus celebraciones. A rueda de un compañero, De Marchi, el eslovaco parecía en una situación inmejorable a un par de centenares de metros de la pancarta de meta. Pese a no ir sobrado de efectivos, el verde del Cannondale pigmentaba la punta de flecha del pelotón... hasta que surgió el Orica GreenEdge. En un excelente movimiento, el sudafricano Daryl Impey se coló por donde no parecía haber hueco, por esa rendija casi suicida que obliga a rozar las vallas, y se llevó a su rueda a su compañero Simon Gerrans, aquel australiano que en 2008 privó de la victoria a Egoi Martínez en Prato Nevoso, dejándole en situación dominadora. Estrujó sus piernas Gerrans, surgió de su retaguardia, desesperado, Sagan para recuperar el terreno perdido y ponerse a su altura, pero la victoria, por centímetros, cayó del lado aussie. “No quiero ni volver a ver el sprint, estoy molesto por la forma en la que he perdido”, rumiaba el eslovaco en la meta, visiblemente frustrado pese a vestirse el maillot verde de la ronda gala.
La trabajada victoria de Gerrans fue el colofón del tríptico corso del Tour de Francia y de una jornada sin excesivos sobresaltos en la que una escapada lejanísima, de esas abocadas al fracaso desde el mismo momento en el que se construyen, acaparó protagonismo e imágenes hasta que la tiranía del pelotón impuso su ley. Fueron Simon Clarke (Orica GreenEdge), Lieuwe Westra (Vacansoleil), Sébastien Minard (AG2R), Alexis Vuillermoz (Sojasun) y Cyril Gautier (Europcar) los que se lanzaron a la aventura en el mismo momento en el que la etapa recibió su banderazo de salida.Sus ilusiones de gloria se extinguieron a menos de 20 kilómetros de meta, en las rampas del Col de Marsolino.
Euskaltel-Euskadi, al ataque Con Minard yClarke como últimos supervivientes de la fuga, y RadioShack y Sky controlando el pelotón, Euskaltel-Euskadi decidió jugar sus cartas. Lo intentó primero Igor Antón, pero el ataque del galdakoztarra apenas consiguió abrir hueco con respecto al gran grupo. Más punzante fue Mikel Nieve.El navarro demarró al comprobar que el líder de la montaña, Pierre Rolland, consiguió unos interesantes metros de ventaja y llegó a contactar con el francés, aunque no pudo coronar en su compañía. Sin embargo, una bajada de carretera ancha y correcto asfalto, de las que invitan al riesgo, propició que en cabeza de carrera se formara un interesante cuarteto con Rolland, Nieve, Lars Peter Nordhaug y SylvainChavanel. Lo dieron todo los cuatro, sobre todo el desbocado Chavanel, con el objetivo de desmantelar el sprint, pero el pelotón jamás les permitió una renta que invitara a soñar.
Con TomDumoulin probando fortuna en los dos kilómetros finales, con más fe que fortaleza, todo quedo visto para la sentencia del sprint, desordenado por la falta de un equipo dominador sobrado de efectivos. Dirigió la llegada el Orica-GreenEdge, pero en los 500 metros finales el paisaje parecía sonreír a Sagan, hasta que Impey, rozando las vallas, consiguió colocar a Gerrans en una situación de privilegio para frustración del eslovaco.
3ª ETAPAAjaccio-calvi
145,5 kms.
1º Simon Gerrans (Orica) 3h41:24
2º Peter Sagan (Cannondale) m.t.
3º José Joaquín Rojas (Movistar) m.t.
4º Michal Kwiatkowski (Omega) m.t.
5º Philippe Gilbert (BMC) m.t.
10º Gorka Izagirre (Euskaltel-Euskadi) m.t.
GENERAL
1º Jan Bakelants (RadioShack) 12h21:27
2º Julien Simon (Sojasun) a 1’’
3º Simon Gerrans (Orica) m.t.
4º Michal Kwiatkowski (Omega) m.t.
5º Edvald Boasson Hagen (Sky) m.t.
21º Mikel Astarloza (Euskaltel) m.t.
La etapa de hoy, 4ª: Niza-Niza, 25 kms (CRI). ETB-1, 14.55; Teledeporte, 15.00.