vitoria. Después de negar todas las acusaciones de dopaje durante años, el exciclista Jan Ullrich (Rostock-XII-1973) reconoció ayer por primera vez haber recurrido a las transfusiones sanguíneas en una entrevista concedida a la revista alemana Focus, que se publicará esta semana. "Si, recurrí a los tratamientos de Fuentes", confesó el germano al ser preguntado por su relación con el médico español, con el que también había negado reiteradamente cualquier tipo de relación.
Empero, para el presidente de la Federación Olímpica Alemana, Thomas Bach, los lamentos de Ullrich llegan demasiado tarde. "Para una confesión creíble debería haber dado una explicación completa hace algunos años. Sin embargo, perdió esa oportunidad". Rudolf Scharping, el presidente de la Federación de Ciclismo de Alemania, coincide con Bach. "Con una confesión así habría podido hacer un favor al ciclismo hace años, pero ahora esto no tiene mucho que ver con el ciclismo actual".
En la declaración de Ullrich, "casi todo el mundo empleaba entonces algún medio para potenciar el rendimiento. No hice nada que no hicieran también los otros", indicó el alemán, ganador del Tour de Francia de 1997 y los Juegos Olímpicos de Sydney de 2000. "Para mí la estafa empieza cuando alguien saca una ventaja. Eso no fue así. Solo quería asegurar igualdad de oportunidades", agregó.
"No soy mejor que Armstrong, pero tampoco peor", dijo en su testimonio sin renunciar a la comparación con el siete veces campeón del Tour de Francia, y a la postre confeso practicante del dopaje. "A quien más daño hice al final fue a mí mismo en lo que se refiere a mi imagen pública y a posibles consecuencias para mi salud", declaró. Tampoco se cortó en cuanto a la opacidad de su caso. "Era un secreto a voces. Todo aquél que quisiera lo podría haber sabido".
Ullrich también respondió que ahora es el momento de mirar hacia delante y olvidar los errores del pasado. "Por mi parte el tema está zanjado. Sólo quiero mirar hacia delante y nunca volver a echar la mirada atrás". El exciclista bávaro, que había negado en todo momento cualquier tipo de relación con las practicas ilegales de dopaje, reconoció de esta manera a sus 39 años lo que hace tiempo había dejado de ser un secreto. Desde que en el 2004 la Guardia Civil abrió la llamada Operación Puerto, en la que se incautó de documentos y materiales en el domicilio de Fuentes, muchos han sido los deportistas, en su mayoría ciclistas, que han ido saliendo a la palestra reconociendo sus delitos de dopaje, y el propio Ullrich llevaba varios años en el punto de mira, desde antes incluso de la mayor trama de dopaje en el mundo del deporte. Su primer contacto con las sustancias ilegales llegó en 2002, y se debió al consumo de anfetaminas, pero no fue sancionado ya que le fueron encontradas en el organismo al margen de la competición.
Más tarde, expulsado del Tour en 2006 y despedido por su equipo de entonces, el T-Mobile, Jan Ullrich fue castigado el año pasado por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) a perder todos los logros obtenidos desde el 1 de mayo de 2005 hasta su retirada, entre otros, el tercer puesto en el Tour de Francia de 2005, el primero de la vuelta a Suiza 2006 y una etapa del Giro de Italia 2006. El TAS también consideró probado que el alemán pagó a Fuentes más de 80.000 euros por servicios "no especificados", y que un análisis de ADN demostró que el perfil genético del corredor coincidía con el encontrado en las bolsas de sangre en posesión del doctor.
"Era un secreto a voces. Todo aquél que quisiera lo podría haber sabido" indicó el alemán
"Para mí, la estafa empieza cuando alguien saca una ventaja. Solo quería igualdad de oportunidades"
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Ullrich recurrió a las prácticas de Eufemiano Fuentes. Foto: EFE