Sestriere. Este Giro de Italia es para Vincenzo Nibali. Salvo sorpresa, salvo que el líder de Astaná sufra algún percance o se desinfle en algún puerto catastróficamente, no parece que ningún rival tenga la fuerza suficiente para poner en duda su victoria en la corsa rosa. Ayer, en otra etapa bajo una climatología exigente, desagradable, Nibali desenfundó un puñal en la ascensión a Jafferau y, con la colaboración de Mauro Santambrogio, se llevó una renta de más de medio minuto respecto a sus rivales directos. Ahora es más líder, más rosa. Nibali, además, es generoso con quienes le sirven. Tanto es así que le dejó al ciclista del Vini Fantini llevarse la victoria de etapa.
La jornada estuvo marcada por una lluvia intensa que en algunos momentos se convirtió en nieve. El pelotón sufrió a pesar de que se evitó subir Sestriere. Los organizadores temían las avalanchas por la gran cantidad de nieve acumulada en los arcenes y, a pesar de los trabajos realizados en los días previos, se optó por prescindir de dicha ascensión al no poder garantizar la seguridad de los ciclistas. El cambio hizo que se alargase el trazado de la etapa en catorce kilómetros.
Las continuas subidas y bajadas castigaron a los ciclistas, hasta tal punto que se produjeron varios abandonos. Alguno de ellos fue a causa de caídas, como el de Battaglin y Vanotti, que sufren diversas fracturas.
En el kilómetro quince se lanzó la escapada del día. Siete corredores se alejaron del pelotón: Egoi Martínez, de Euskaltel; Stetina, del Garmin; Colbrelli, del Bardiani; Paolini, del Katusha; Pietropolli, del Lampre; Trentín, del Omega, y Weening, del Orica. Pero había demasiados invitados en la fiesta y no terminaron de ponerse de acuerdo en lo que querían. Así que Colbrelli, Paolini, Trentin y Pietropolli pusieron pies en polvorosa y abandonaron a sus compañeros. A sus espaldas tampoco había mucho entendimiento en el pelotón de los favoritos. Entre que nadie asumía la responsabilidad de subir el ritmo y que las condiciones meteorológicas no ayudaban, los escapados llegaron a tener diez minutos de ventaja a falta de sesenta kilómetros.
Tantos minutos de diferencia le dio apuro al equipo del líder y se puso manos a la obra. Por delante el grupo fue diluyéndose, hasta que Colbrelli y Paolini fueron capturados a falta de un kilómetro de la cima de Bardonecchia. Fue el momento elegido por Nibali para atacar. "La lluvia y el frío siempre me han favorecido, así que intenté aprovechar esas condiciones meteorológicas. Ataqué y vi que solo Mauro Santambrogio me seguía, así que no dudé: tenía que sacar la máxima ventaja posible".
E hizo daño. Urán y Evans llegaron a medio minuto, lo que le da más margen en la clasificación. Samuel Sánchez sacó su mejor cara en este Giro y llegó a meta en cuarta posición, a 26 segundos del ganador. Por su parte, Intxausti cedió algo de terreno y ha caído al décimo puesto de la general: "Hemos bajado un par de puestos, pero seguimos estando ahí entre los diez. Con este Giro tan duro, vemos que casi cada día se elimina a uno. Hoy le ha tocado a Gesink, pero con este tiempo le puede tocar a cualquiera porque al cuerpo le pasa factura".