La acumulación de talento, tener tantas bazas para jugar, parece que se puede convertir en un problema para el equipo Sky. En el conjunto británico se viene alargando un debate a lo largo de toda la temporada. ¿Quién debe ser el jefe de filas en el Tour de Francia? ¿Wiggins o Froome? Cada declaración pública, cada triunfo y cada fracaso parecen influir en esa polémica. Pero ayer, en las rampas del Altipiano, ese debate se trasladaba a escenarios más inmediatos. ¿Está Wiggins en condiciones de pelear por este Giro? ¿O debe dejar que lo intente su compañero Rigoberto Urán? El colombiano se hizo ayer con la victoria de etapa y es tercero en la general, con un segundo de ventaja sobre su jefe de filas. Desde las entrañas del Sky todo parece indicar que el equipo sigue pensando en trabajar para el campeón olímpico, pero lo cierto es que Sir Bradley no está poniendo de su parte para disipar las dudas sobre su capacidad para plantar cara a un Vincenzo Nibali que se queda con Cadel Evans como único adversario. Todavía quedan muchas etapas, muchos puertos que decidirán quiénes son los más fuertes en el Giro, pero el Sky tendrá que mover ficha en los próximos días. ¿Darán alas a Urán? ¿Dejarán que Wiggins se pasee con más pena que gloria en lo que queda de Giro y que se lama sus heridas de cara al Tour? Sea cual sea su opción, será difícil apaciguar el hambre de Chris Froome con los escasos argumentos que está mostrando Wiggins en Italia. Mientras tanto, Sky recoge triunfos como el de ayer, aunque lleguen con balas de fogueo.
La etapa que unía Cordenons y Altopiano a través de un recorrido de 167 kilómetros era la primera jornada que paseaba el pelotón por la alta montaña. Como viene siendo de obligado cumplimiento a lo largo de este Giro, pronto se formó una escapada de 13 corredores. De ellos, el más insistente fue el venezolano Jackson Rodríguez, que se hizo fuerte en la ascensión del inédito Passo Cason di Lanza. El grupo se fue desintegrando y el ciclista del Androni coronó en solitario con más de cuatro segundos sobre el grupo de favoritos. Pero una avería dio al traste con la aventura de Rodríguez, que fue adelantado por Pauwels, del Omega.
Por detrás, el Sky convirtió la carrera en un infierno, con un ritmo que no aguantaron ni Ryder Hesjedal, que llegaría a meta con más de 20 minutos de retraso, ni Samuel Sánchez. El equipo británico hizo con Hesjedal lo que otros equipos no hicieron en etapas anteriores cuando Wiggins flaqueó. La ascensión a Altopiano parecía escenificar un pulso entre Astaná y Sky. A nueve kilómetros de la meta Rodríguez y Pauwels fueron alcanzados. Poco después Urán atacó y Nibali decidió quedarse a controlar a Wiggins, Evans y compañía. Pero el británico empezó a evidenciar signos de debilidad. Fue entonces cuando Beñat Intxausti atacó. El vizcaino tenía intención de dar caza a Urán, pero lo único que consiguió fue reventar el grupo de favoritos y sus propias fuerzas justo antes de las rampas más duras.
Los últimos kilómetros fueron un sálvese quien pueda, pero Nibali y Evans dejaron claro que ahora mismo son las apuestas más seguras para la victoria final. Urán se llevó la etapa y destapó las vergüenzas de su propio líder, que llegó a meta persiguiendo a Beñat Intxausti. Samuel Sánchez terminaría a casi cuatro minutos y medio del vencedor de la etapa.