barcelona. Por jerarquía, es el último delantero del equipo, aunque su estado de forma no diga lo mismo. La sobresaliente actuación de Tello el domingo ante el Betis, en la línea de sus últimas apariciones, convierte en todo un enigma su ausencia ante el Bayern, donde sin Leo Messi no hubo amenaza ofensiva alguna. Es el curioso caso de Cristian Tello, inexplicable e indescifrable para muchos seguidores, que se preguntaban por qué se prescindió en esa eliminatoria de un extremo tan veloz como descarado, capaz incluso de llevarse alguna bronca de Messi sobre el césped de San Siro por intentar finiquitar una jugada él solo.
Venido al mundo con alas en los pies, Tello (Sabadell, Barcelona, 11 de agosto de 1991) es un canterano alejado del perfil de los Xavi e Iniesta. No solo por sus llamativos tatuajes, especialmente visibles a lo largo de un brazo derecho que es todo un fresco de tinta, sino porque pertenece a una raza distinta, quizás marcada por su posición, puede que más aún por su paso nada fácil por La Masía. Cristian es un superviviente, pero no de aquellos que encuentran un bote rápidamente tras el naufragio, sino de los que nadan durante días agarrado a un pedazo de madera y bebiendo agua de la lluvia. Para llegar, antes tuvo que marcharse. Ante el Bayern no fue la primera vez que el delantero se esfumaba del mapa azulgrana.
Llegó a las categorías inferiores del Barcelona con doce años y llegó a marcar 64 goles en una temporada como delantero centro, pero su progresión se estancó y se vio obligado a dejar La Masía. Tras un año en la Damm, fichó por el juvenil del Espanyol y ascendió al filial blanquiazul, donde recibió ofertas del primer equipo, Villarreal, Real Madrid y, de nuevo, el Barça. No se lo pensó y optó por regresar al filial azulgrana, en Segunda, trampolín desde el que Pep Guardiola le hizo debutar en el primer equipo.
Arrancó este curso con buen pie, pero pasó a ser la última opción de ataque, quedando relegado a revulsivo eventual o fuera de las convocatorias. "Soy consciente de mi rol", acostumbra a recordar él. Aún así, la recta final de curso demostró que podía ser algo más que un buen suplente. Sumó un gol y una asistencia en una destacada actuación ante el Celta (2-2), fue titular en la manita al Mallorca (5-0) y, tras quedarse en la grada en el partido de vuelta de cuartos de Champions ante el PSG, anotó dos tantos ante el Zaragoza (0-3), con definiciones propias del mejor Thierry Henry.
La última vez que se le había visto recorrer la banda fue ante el Levante. A partir de ahí, volvió a ser descartado ante el Bayern en el hundimiento en Múnich y fue suplente en San Mamés. Con Messi tocado y los Villa y Pedro lejos de su mejor versión, parecía el momento idóneo para la electricidad impertinente de Tello. No hubo, sin embargo, factor sorpresa en la vuelta ante el Bayern. El canterano vio el 0-3 desde el banquillo de un Barça que culminaba una aciaga eliminatoria, en la que Bartra fue el azulgrana que remató más veces a puerta en dos partidos.
Por eso, cuando el pasado domingo ante el Betis (4-2) Tello fue el más destacado hasta la entrada de Messi, la duda de si podría haber sido más útil en los últimos partidos volvió a sobrevolar el Camp Nou, que coreó su nombre por primera vez. "A toro pasado es más fácil -dijo Tito Vilanova-. Lo decidí así y volvería a decidir igual", justificó el preparador blaugrana.