augusta. Lo que Greg Norman, el mítico Tiburón Blanco y exnúmero uno del mundo, no pudo consumar en 1996, lo ha conseguido Adam Scott para Australia 17 años después en el Masters de Augusta, después de una victoria en el segundo hoyo del desempate frente al argentino Ángel Cabrera.

Scott, de 32 años, ha conseguido dos gestas: la particular, al abrir en Augusta su cuenta particular de títulos de Grand Slam, y la más patriótica, pues como golfista llevará por vez primera la Chaqueta Verde y se vestirá con ella por todos los rincones de un país, Australia, de gran tradición golfística.

El éxito sin precedentes de Scott, que embocó un birdie de tres metros en el hoyo 10 para ganar bajo una lluvia pertinaz, tiene, paradójicamente, tres curiosas vertientes.

En primer lugar, el jugador que compartió hace años entrenador con Tiger Woods (Butch Harmon) y copió asombrosamente su swing, venía de merodear, desde 2011, una victoria en los torneos de Grand Slam. Acabó en el top-10 en los últimos cinco y fue segundo en el Open Británico del año pasado.

También, Scott tiene como caddie al neocelandés Steve Williams, el ayudante con el que Tiger ganó trece de sus catorce Grandes y sus cuatro Chaquetas Verdes. Por desavenencias, Williams cambió la bolsa del californiano por la de Scott y, cosas del destino, este caddie ha ganado su quinto título en Augusta y colaborado decisivamente al primero de su nuevo jefe, Scott.

Por último, Adam Scott, coetáneo y amigo de Sergio García (el español concluyó octavo), utiliza el belly-putter, el palo que los organismos rectores prohibirán a partir de 2016. Este éxito en Augusta, unido a otros usuarios del putter largo, como Keegan Bradley (US PGA 2011) y Ernie Els (Open Británico de 2012), echará más leña al fuego en esta polémica sobre el material de golf.

Scott firmó 69 golpes en la última vuelta, con un formidable birdie final en el hoyo 18. Cabrera le igualó posteriormente para acudir al desempate, pero cedió en el green del 10. En ese lugar, el argentino había conquistado hace cuatro años la Chaqueta Verde también en un agónico desempate.

"Tuve la oportunidad de ganar en el primer hoyo del desempate, con el chip del 18, pero Adam es el justo vencedor. Es un gran jugador y una gran persona. He compartido con él equipo en la President Cup y se lo merece", dijo deportivamente el cordobés Cabrera.

Scott embocó un putt de algo más de tres metros para penetrar en la historia de este deporte, y en el club más exclusivo y fascinante que pueda haber en el mundo.

Su victoria, imponente, hizo olvidar la polémica sanción de dos golpes a Tiger Woods (cuarto, a cuatro golpes). El californiano, que acabó con otra vuelta bajo par (70 golpes) y entró en Augusta como número uno, acabó con una mácula que el tiempo se encargará de borrar: pudo ser descalificado del torneo que ganó por primera vez un aussie.