Madrid. La tercera cita del Mundial de Fórmula 1 aguarda este fin de semana en el Circuito de Shanghai, donde Fernando Alonso (Ferrari) aspira a remontar su vuelto tras el último abandono y neutralizar la progresión de Sebastian Vettel (Red Bull), que ya ostenta el liderato de la clasificación.

El curso comenzó bien para Alonso, con un meritorio segundo puesto en Australia, pero no tardó en llegar el primer revés importante en la segunda carrera. En el circuito de Sepang, el español tuvo que abandonar a las primeras de cambio y resignarse a contemplar desde boxes el primer triunfo del año de Vettel, su máximo rival por antonomasia y con el que se tocó nada más empezar la prueba.

Sin embargo, el pánico no ha cundido en el seno de Ferrari, donde atribuyeron aquel incidente a la "mala suerte" -en palabras de Alonso-- y no dejan de lanzar mensajes de confianza porque ven a su monoplaza mucho más poderoso que en temporadas anteriores. "Hemos mostrado un ritmo de carrera razonable con todos los neumáticos", ha tranquilizado el director técnico de Ferrari, Pat Fry.

De esta forma, Alonso, a 22 puntos de Vettel, quiere recuperarle el pulso al campeonato en un circuito que no se le ha dado bien durante los últimos años. Tras la victoria de 2005 y los segundos puestos de 2006 y 2007, el ovetense no ha logrado volver a subir al podio de la prueba china, donde sus resultados se han ido agravando a lo largo de sus tres presencias con Ferrari: cuarto, séptimo y noveno. Para acabar con esta mala racha que se alarga ya seis años, Alonso, al igual que toda la parrilla, deberá estar muy atento al cambiante clima de Shanghai, donde puede haber desde un molesto calor húmedo hasta una poderosa tormenta, aunque por ahora el pronóstico indica temperaturas suaves en torno a 20 grados y nula posibilidad de lluvia.

Más tormentoso se presume el ambiente en la escudería Red Bull, donde todavía colean las consecuencias de lo ocurrido en Malasia. Webber se encaminaba a la victoria en Sepang y el equipo le pidió a Vettel que respetara a su compañero, pero el alemán tomó su propia decisión y se lanzó a por una victoria que a largo plazo podría tener un alto precio. La peineta de Webber durante el adelantamiento, acompañada de sus amargas palabras en un podio marcado por la gelidez, dejaron claro que el australiano da por rota la relación con su compañero de equipo.