Duración: 67:17 minutos.
Saques: 5 de Berasaluze II.
Pelotazos: 550 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 2 de Olaizola II, 2 de Ibai Zabala, 13 de Berasaluze II y 1 de Albisu.
Errores: 3 de Olaizola II, 6 de Berasaluze II, 4 de Albisu.
Marcador: 1-1, 2-1, 4-2, 5-3, 7-4, 7-7, 8-8, 11-9, 12-10, 13-11, 13-12, 13-13, 14-13, 14-14 y 14-22.
Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la liga de semifinales disputado en el Labrit de Iruñea, que presenció una muy buena entrada.
pamplona. Cuando la llama de una final amenaza con apagarse, en uno de esos días en los que fallar puede resultar mortal, prácticamente irreversible a pesar de aguardar en el horizonte una tercera y definitiva jornada correspondiente a las semifinales, en esos precisos instantes es cuando emergen las siluetas de los grandes fajadores. Y ayer, en el Labrit iruindarra, fueron las huellas azules de Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu las que resplandecieron por encima de las de sus oponentes.
En un envite cargado de tensión y trascendencia, Aimar Olaizola e Ibai Zabala, víctimas del poderío del binomio Irujo-Zabaleta la semana pasada, resultaron perdedores, la cruz de una moneda que esquivó la esquina colorada para abrazar la azul. El 22-14 favorable a Pablo y Albisu, un canto al trabajo y a la resistencia, acabó por enterrar las ilusiones de renacimiento de una pareja formada por el pelotari más laureado en los últimos tiempos y un debutante con ansias de triunfos, ambos a expensas ahora de un milagroso triple empate al término de las semifinales.
Una remota posibilidad de la que no necesitan el veterano delantero berriztarra y su fiel zaguero de Ataun, quienes no dudaron en vaciar sus depósitos en pos de un mismo sueño: mantener intactas las opciones de aspirar a la tan perseguida txapela. Fue por ello por lo que, desde un principio, desde el mismo instante en el que el primer cuero se puso en juego, las gradas del Labrit se vieron inmersas en un auténtico espectáculo de fe y coraje. Con ambos zagueros tratando de evitar el dominio rival y con Aimar y Pablo incapaces de imprimir su sello en tamaña batalla aérea, fueron los colorados quienes establecieron las primeras diferencias en el luminoso, mínimas en todo momento.
Y es que con un total de 220 pelotazos en los primeros once tantos del choque, la premisa era clara: iba a tocar sufrir hasta el final para no perder pie ni aliento en la batalla. Y ahí, en el terreno físico y en la tarea de achiques, se impusieron Pablo y Albisu, que completó su mejor partido en el campeonato en la enésima final a la que han tenido que hacer frente el berriztarra y el ataundarra. Fue el suyo un encuentro completo, con un tanto en su haber y tan solo cuatro errores no forzados. El perfecto escudero en tan señalado día para Pablo, que fue de menos a más para acabar completando uno de esos partidos difíciles de olvidar para un pelotari de sangre caliente y gancho fácil como es el berriztarra. A la misión de bombardear a Zabala, cumplidor esta vez, pero incapaz de amaestrar a un encorajinado y fiable Albisu, el delantero de Berriz sumó su habitual chispa en ataque. Suyos fueron los cinco únicos tantos de saque que experimentó el envite y otros trece tantos que fueron minando paulatinamente la moral de Aimar.
El de Goizueta, que no encontró su hábitat natural en ningún momento, errático por sorpresa en el primer tramo del choque, cuando gozó de varias pelotas para sentenciar el tanto, fue perdiendo poso y relevancia en el partido para acabar interpretando la labor de un segundo zaguero sobre la cancha iruindarra, que tras las primeras ventajas coloradas vio cómo el marcador abrazaba dos empates (7-7, 8-8) que no serían sino el comienzo del fin para Aimar y Zabala.
un tanto con polémica No en vano, tras un nuevo sprint colorado (13-11), ligado más a la fe que a lo que se atisbaba en la cancha, llegó el definitivo arreón azul, cuyo comienzo, sin embargo, estuvo presidido por la polémica al dar los jueces como válido un gancho al ancho de Pablo que tocó la línea claramente. Del 14-11 se pasó al 13-12 y, tras un nuevo intercambio de golpes, a un 14-14 que resultó la antesala del final del choque.
Aimar, con molestias en la espalda desde los primeros tantos y fatigado ante el incesante asedio rival, e Ibai, incapaz de contener la furia de Albisu, dijeron adiós a la cita para dejarse ir en el partido y acabar cediendo 14-22. Un resultado que deja a ambos al borde de la eliminación y a sus compañeros de Asegarce más vivos que nunca. "Todavía tenemos por delante un partido muy complicado frente a Irujo y Zabaleta, pero lo importante es que mantenemos nuestras opciones; además, Jon Ander ha hecho un partidazo hoy -por ayer-", resaltaba un iluminado Pablo, sabedor del significado de un triunfo que vuelve a situarle a las puertas de una gran final.