madrid. Las conversaciones grabadas por la Guardia Civil días antes de la detención de Eufemiano Fuentes muestran al médico canario "histérico" ante la falta de productos para tratar la sangre, pidiendo algunas sustancias a un colega alemán y hablando en clave ante el temor de estar siendo vigilado. Acabadas las testificales, el juicio de la Operación Puerto entró ayer en la fase de audiciones tras el intento sin éxito de la defensa de Yolanda Fuentes, Ignacio Labarta y Vicente Belda de impugnar las escuchas, por considerar que se obtuvieron de "manera ilícita y sin las autorizaciones oportunas".

Las conversaciones telefónicas que Fuentes mantuvo entre el 12 y el 15 de mayo de 2006 con el hematólogo José Luis Merino -cuya causa quedó archivada por enfermedad- y el preparador físico Ignacio Labarta centraron la sesión, en la que quedaron patentes sus dificultades para atender a ciclistas como Ivan Basso, identificado como Birillo. También se escucharon diálogos con el médico alemán Markus Choina y con otras personas sin identificar o con apodos, y se constató el amplio número de sms dirigidos o enviados por Fuentes desde distintos números de teléfono, algunos extranjeros.

"Es un fin de semana importantísimo. Si miras la programación que tenía, verías lo que tocaba hacer hoy, pero por este teléfono me da hasta miedo decírtelo... Yo tengo que sacar adelante esto porque el responsable soy yo. Birillo está esperando y qué le digo, ¿que no hay comida?", dijo Fuentes a Merino.

El médico canario, que no disponía en aquellos días de suficiente glicerol ni SAG-Manitol -sustancias usadas para la congelación y la conservación de la sangre-, llegó a reconocer que "estaba histérico" y que se sentía "impotente", ante lo que Merino le dijo que iba a intentar conseguir las sustancias en hospitales en los que tenía contactos. "Ya buscaré: si no hay salchichón buscaré chorizo o queso. Le habíamos prometido unos polos a Birillo que los traías tú, si resuelves eso me harías un GRAN favor", indicó Fuentes a su interlocutor.

Mientras Merino, ausente de Madrid esos días, le indicaba que había contactado con hospitales de Sevilla, Granada y Córdoba para obtener las sustancias, Fuentes se mostró dispuesto a atender a "los que lo necesitan", que eran corredores que estaban en el Giro. "Creo que con eso atiendo lo urgente, a los que vienen del extranjero, el alemán y el italiano, a los demás que les den por... Voy a dar prioridad a los que están en plena batalla. Son siete los que están en guerra, en pleno proceso", comentó. El médico canario exploró la vía alemana a través de su colega Mark Choina, al que llamó para conseguir glicerol, producto "para uso clínico" que en España sólo se utiliza en hospitales, y preguntó el precio del Actovegin y el Synacthen, que serían enviados por el galeno alemán en unas cinco cajas.