vitoria. Hay días en los que un equipo se sobrepone a las adversidades cuando parece que las circunstancias se afanan por complicarle la vida. Fechas claves en el crecimiento de un colectivo que, cuando suceden en el lugar adecuado y en el momento adecuado, les lleva a cruzar una línea ascendente de la que normalmente tardan mucho en retornar. El triunfo por 3-5 que el Escor-Autoabendaño cosechó este fin de semana en el segundo partido de la final de Liga fue uno de esos momentos. El conjunto vitoriano llegaba a Puigcerdà tras lograr la victoria en un duelo inaugural marcado por el juego especialmente agresivo de su rival. De hecho, una de sus figuras, el delantero checo Jakub Bauer, dijo adiós al play off tras recibir un fuerte golpe en la clavícula. El pasado sábado, rodeados de los cerca de 1.300 espectadores presentes en la pista de Puigcerdà, el Escor-Autoabendaño revivió la experiencia de perder a uno de sus pilares en mitad del partido cuando el electrónico marcaba un empate a tres goles. Y no era una baja cualquiera. Ander Alcaine, portero del cuadro alavés y probablemente el mejor cancerbero de la competición, dejaba huérfano a su equipo en el minuto seis del segundo periodo en una jugada digna de estudio.
Jan Simko, uno de los mejores jugadores del Puigcerdà, cayó de forma aparentemente fortuita sobre la rodilla de Alcaine tras una escapada en la que se dirigía solo hacia la portería vitoriana. El portero del Escor tuvo que ser retirado en camilla y trasladado a un hospital de Barcelona donde ayer fue sometido a varias pruebas para valorar el alcance de su lesión. El jugador, que según explicó ayer a este periódico siente dolor y nota cómo se le desplaza la rodilla, regresará hoy a Vitoria, pero el desafortunado encontronazo con Simko le impedirá estar presente el sábado en el tercer y puede que definitivo enfrentamiento de la serie. Un partido en el que, si los alaveses consiguen ganar, levantarán el trofeo de campeones de Liga por primera vez en su corta historia. Será, a tenor de lo visto ayer en Puigcerdà, otro choque de altísimo voltaje.
Y es que la victoria alcanzada en tierras del Pirineo catalán no estuvo exenta de polémica por la, de nuevo, excesiva violencia empleada por los locales para contener al Escor. El Puigcerdá iba elevando la temperatura a medida que observaba cómo el partido se le escapaba de las manos, por culpa, entre otros, de Txetxu Gavilanes. El delantero vitoriano abrió el marcador en el minuto siete y, dos minutos después, colocó también el 0-2 en una gran jugada individual. Sin embargo, el eslovaco Jan Simko primero -antes de caer sobre Ander Alcaine- y Martin Havlicek tras él empataron la contienda al final del primer periodo. Los alaveses veían al inicio del segundo tiempo cómo un disparo lejano de Peter Kotlarik adelantaba 3-2 al Puigcerdà, pero en lugar de desvanecerse fueron capaces de igualar el encuentro gracias al defensa Alejandro Hernández. Fue entonces cuando Alcaine tuvo que ser sustituido por su suplente, Andrei Karashchuk.
Para sorpresa de su rival, el Escor se sobrepuso a la baja de su mejor hombre a base de carácter y un hockey pluscuamperfecto que encontró la cuadratura del círculo con dos goles consecutivos de Juan Muñoz para colocar el 3-5 definitivo. Heridos tras dejar escapar el partido, los jugadores de la escuadra gerundense Simko y Brandis asumieron mal la derrota y se lanzaron sin venir a cuento a por hombres como Juan Brabo y Alejandro Hernández. Durante la semana el club alavés ya había trasladado a la Federación Nacional de hockey su preocupación por la violencia empleada por su rival en el choque que inauguró estos play off y ayer, en el último minuto, el local Bastien Ribot agredió a uno de los árbitros cuando éste le anuló un gol. Así las cosas, el Escor-Autoabendaño puede hacer historia el sábado a las 20.00 horas en el BAKH si vence de nuevo a los catalanes. Lo haría a lo grande, erigiéndose en dominador absoluto de estas finales con un posible 3-0 a su favor. Tras meses de trabajo y esfuerzo, la Liga se acerca a Vitoria.