la inmejorable trayectoria del Deportivo Alavés, desde el partido ante el filial zaragocista el 9 de diciembre lleva sin perder, cinco victorias y cuatro empates, se dio de bruces ayer en Zubieta con el empate en la última jugada del encuentro en el único disparo a puerta de su oponente. El filial realista es el único equipo del grupo que no ha sido derrotado por el conjunto albiazul. Si en el partido de ida el Alavés hizo más méritos para hacerse con la victoria, y solo la mala suerte hizo que no marcara un gol, en el encuentro de ayer ocurrió otro tanto. Todo comienza en el momento que se conoce el lugar donde se va a celebrar el encuentro. Cuando esto se hace público, los directivos de la Real Sociedad no se dan cuenta de la importancia que tiene que el invitado se sienta bien. Aunque sea algo inusual deberían poner un poco de atención para que sus invitados se encontraran cómodos y a gusto en su casa. Si se marchan satisfechos del trato recibido van a hablar bien de su club. Sin embargo, es frecuente en el mundo del fútbol hacer todo lo contrario. Ya no solo se busca lo mejor para el anfitrión sino que se hace todo lo posible para perjudicar a sus invitados. Porque elegir, nuevamente, ese campo para la disputa de un encuentro no lo encuentro razonable teniendo como se tiene otro en mejores condiciones. Y no me refiero solo al césped. Creo que todos los participantes en el evento (incluidos los aficionados) se merecen también un respeto y no pasar las incomodidades que tienen que sufrir para acceder al mismo. Es como invitarlos a comer y luego ofrecerles un vino de mala calidad. Mientras un manto oscuro, más bien grisáceo, se cernía sobre el cielo de Zubieta que no dejaba ver ni los edificios cercanos al campo, el suelo se iba tiñendo de un blanco inmaculado. Ya desde el calentamiento se presagiaba que la gélida tarde iba a ser complicada. A los mismos jugadores les costó entrar en el partido pues hasta pasada la media hora no se anotó un disparo a puerta por parte de ninguno de los dos contendientes. Mucho centrocampismo y pocas llegadas al área. Algo habitual en las últimas jornadas. A partir de ahí las mejores oportunidades correspondieron al equipo albiazul aunque la de mayor peligro perteneció a los locales en un centro muy peligroso que, afortunadamente para las aspiraciones alavesistas, no encontró rematador.

A partir de ahí el Alavés jugó mejor que su oponente, que tuvo la suerte de marcar en el último instante. A pesar del empate cosechado en los últimos instantes debe quedar algo claro desde ayer. Que el Alavés ha sido muy superior al filial realista en los dos encuentros a pesar de no conseguir más que un punto en ambos. En la tarde de ayer, en el último suspiro, un fallo evitable dejó helados a los jugadores y aficionados albiazules provocando que se escaparan otros dos puntos a los que se habían hecho merecedores. Supongo que sería por causar una grata impresión al anfitrión por lo bien que había sido tratado.