Madrid. Alejandro Valverde tiene esas cosas. Se pasa todo el invierno diciendo que para acabar triunfando en el Tour como lleva años deseando va a correr más relajado durante la primera parte del año y cuando llega la primera carrera, la Challenge de Mallorca, tarda nada, dos días, en dejarse llevar, meterse en el fregado subiendo el Puig Major y ganar al sprint a Henao y Gesink. "Cuando estás tranquilo, las cosas salen bien", explica luego sobre su temprano buen estado de forma.

Se le ve con ganas.

Pero más tranquilo que el año pasado. El objetivo que tengo y he tenido otras veces también es el Tour. A ver si me sale de una vez por todas.

Aún así, asombra su estado.

Ya me conoce todo el mundo. Si voy a competir a una carrera con poco entrenamiento no puedo hacer nada porque no tengo fondo, pero la chispa está ahí siempre, es de serie.

¿Y la ilusión?

Sigue estando ahí, donde siempre. La mantengo gracias a mucha gente.

No deja de hablar del Tour. ¿Su rendimiento en la Vuelta es lo que le hace pensar que puede hacer lo mismo en Francia?

No, la convicción ya la tenía de antes. Sé que puedo ganar una grande porque ya la he ganado, la Vuelta de 2009. Lo que pasa es que en esta Vuelta he estado luchando con Contador, que ha ganado tres Tours, dos Giros y dos Vueltas, y con Purito, que ha hecho podios en Giro y Vuelta, y eso me hace pensar que si estoy con ellos en septiembre, ¿por qué no lo voy a estar en julio? Me confirma que sí puedo estar ahí.

¿Qué le seduce del Tour?

Es la carrera que atrae a cualquier ciclista. Están los esprinters que van a ganar etapas, los escaladores que luchan por la montaña y alguna victoria mítica, los que van a por la general... Yo estoy en ese grupo, entre los que optan al podio.

Hasta ahora no lo ha hecho.

Pero me sigue atrayendo igual. Quiero estar ahí.

¿Es una obsesión?

No, no, eso no. Hay más carreras aparte del Tour que me gustan mucho, pero siempre he soñado con él y para los españoles es la más importante.

¿No se cansa de estrellarse contra él año tras año?

Si solo corriese para el Tour, para lograr éxitos allí y no consiguiera nada en todo el año, sí que decidiría no ir más y dedicarme a otra cosa. Pero no es el caso. Pienso en el Tour, claro, pero consigo cosas importantes en marzo, en mayo, junio... Voy al Tour queriendo hacerlo bien, pero con la tranquilidad de haber hecho antes cosas muy buenas.

Es de los pocos ciclistas que corre de febrero a octubre y está siempre competitivo.

Tengo opciones de ganar clásicas o vueltas de una semana y no puedo desaprovecharlo. Pero también lo puedo hacer bien en el Tour, lo he hecho en la Vuelta y he conseguido medallas en los Mundiales.

En 2012 las clásicas de primavera no se le dieron bien.

Porque físicamente estaba cansado y mentalmente tampoco estaba demasiado bien.

¿Va a sacrificar algo por llegar mejor al Tour?

Lo que voy a hacer es correr antes más tranquilo.

Cualquiera lo diría.

Es que me pasa que incluso yendo tranquilo estoy bien. Entreno y enseguida estoy ahí. Pero no me voy a obsesionar con nada. No voy a pensar que puedo ganar una clásica. Cuando lleguen, estaré a un 90 o 85% y si los rivales no están todo lo fuertes que tienen que estar o les pilla un mal día igual puedo ganar.

¿A ese nivel de forma, 90% o menos, cree que puede ganar a Gilbert en Lieja o Flecha?

No, claro, para ganar a Gilbert hay que estar mejor, pero él también tiene que estar bien. Y quien dice Gilbert, también dice Purito.

El año pasado lloró, al menos, dos veces: una cuando ganó en Australia y la otra en la etapa del Tour.

Fue por la emoción. En el Tour nada me salía bien, la de Pirineos era la última oportunidad que tenía de hacer algo y fue tan agónica la victoria que me emocioné. La del Down Under fue otra cosa: llevaba año y medio sin competir y aquello significaba mucho para mí.

¿Emocionalmente se encuentra ahora más tranquilo?

Sí, ahora estoy bien.