ATHLETIC Raúl; Toquero (Morán, min.46), Ramalho, Laporte, Castillo; San José; Igor Martínez, Iturraspe, Muniain (Peña, min.46), Isma López; y Llorente (Aduriz, min.46).

SPARTA PRAGA Cech; Vidlicka, Svejdik, Zapotocny, Hybs; Holek, Matejovsky (Janos, min.88); Kaderábek (Kadlec, min.70), Husbauer, Skalak; y Kweuke (Balaj, mim.82).

Goles No hubo.

Árbitro Sebastien Delferiere (BEL).

Estadio San Mamés ante unos 25.000 espectadores.

BILBAO. El Athletic Club y el Sparta de Praga ofrecieron ayer una gris despedida europea al casi centenario San Mamés, un choque sin goles del que la afición del equipo rojiblanco difícilmente se acordaría sino fuese por lo señalado de la fecha.

El encuentro, no obstante, ha estado a la altura de lo intrascendente que era, ya que ninguno de los dos equipos se jugaba nada en él. El bilbaino porque ya no tenía opciones de clasificación después de una mala trayectoria en una competición de la que aún es el vigente subcampeón; y el checo porque había hecho los deberes hace dos semanas empatando en casa con el Olympique de Lyon.

Entre los alicientes de los locales, además del de despedir a la vieja Catedral de los partidos de los que más ha disfrutado, estaban también ver como había caído entre la afición la confirmación por parte del propio jugador de que Fernando Llorente se marchará al final de temporada, y el rendimiento de los jóvenes cachorros que debutaron la semana pasada en Israel.

La figura de Llorente volvió a dividir a la grada y de los chavales llamó la atención el zurdo francés salido del fútbol vascofrancés en la órbita del Athletic Aymeric Laporte, que formó en la primera parte una buena pareja de centrales con Jonas Ramalho, otro de los jóvenes que llama a la puerta del once titular. Erik Morán y Álvaro Peña jugaron en el segundo tiempo, aunque sin el brillo de hace ocho días en Haifa. Aunque algún detalle de mérito dejaron ver. También salió fortalecido del choque el meta Raúl Fernández-Cavada, que ha terminado con la portería a cero cuatro de los cinco partidos oficiales que lleva jugados esta temporada.

El inicio del partido estuvo marcador por el recibimiento a Llorente, cuya figura dividió de nuevo a la afición de San Mamés. Aunque el hecho de haber confirmado ya con sus propias palabras su marcha alimentó la convicción de sus detractores y debilitó la posición de a quienes no gusta que le piten.

Un cabezazo de Aduriz fuera cerró el choque y la historia europea de la vieja Catedral: el legendario y casi centenario San Mamés.