LA llegada de Zan Tabak al banquillo baskonista ,producida por un mes horrible donde el equipo ha tocado fondo, puede ser el punto de partida para que el Caja Laboral empiece a competir al nivel que se le presupone. El partido contra el Unicaja puede que sea el punto de inicio para que entrenador y jugadores empiecen a conocerse. Zan tiene que saber que debe hacer un diagnóstico de la situación, resolver los problemas que se le planteen, programar nuevas formas de trabajo y para finalizar evaluar el rendimiento de sus jugadores. Pero todo ello en un tiempo prudencial ya que la paciencia en el mundo profesional no existe.

Debe hacer un diagnóstico del cambio de actitud y de comportamiento del equipo en apenas 48 horas, del partido de Kaunas al que le enfrentó contra el Unicaja de Repesa. Debe conocer cuáles son los hábitos y rutinas de cada jugador y cambiar o potenciar aquello que le sirva. Debe averiguar qué actitud tiene cada uno de ellos en los entrenamientos, en asimilar o estar abierto a nuevas ideas, en saber si son reacios o no a hacer las cosas de otra manera, a descubrir si puede contar con todo el plantel para instaurar una filosofía de juego común o no.

Zan no ha hecho más que conocer a sus jugadores y tendrá que empezar a asignar roles en el equipo. Pero los jugadores tienen que concienciarse que los roles no se asignan como los números de la camiseta. El rol se lo tienen que ganar y el domingo jugadores como Huertel se reivindicaron para decirle que puede contar con él. El hecho de que un jugador tenga mucha experiencia o haya jugado en la NBA o sea el máximo anotador del equipo no implica que tenga garantizado un papel destacado. Igual Zan descubre algún jugador con menos talento pero capaz de tener un gran rendimiento en cancha, con personalidad, con ganas de mejorar todos los días y que no le pueda la presión en los momentos calientes y capacitado para ser un actor principal.

A día de hoy y después de lo que ha pasado el equipo en el último mes, Zan necesita tirar de jugadores que sean mentalmente los más fuertes porque serán capaces de sobreponerse más fácil a las adversidades que se dan en los partidos, porque aceptarán de mejor grado las recriminaciones del cuerpo técnico y porque ello hará que la simbiosis entrenador-jugador sea mejor, habrá mayor confianza, algo que ahora falta a raudales. Desde fuera, sin conocerle personalmente y sin haber trabajado con él, la sensación que me da es que es un entrenador dialogante, capaz de admitir sus errores y de modificar aquello que no funcione.

El Caja Laboral superó a un Unicaja que a pesar de ir siempre a remolque en el marcador y a tirones, hizo que el equipo de Zan se tuviera que esprimir al máximo hasta el final. Fueron bastantes veces las que se acercaron en el marcador pero la intensidad, la predisposición y en algunos casos el acierto hizo que lograran una victoria muy necesitada. Ahora viene el Armani de Scariolo. Todavía hay una posibilidad y habrá que aprovecharla.