BILBAO. El periplo de Unay Emery en tierras rusas finalizó ayer al ser destituido como entrenador del Spartak de Moscú después de que el equipo cayera de manera humillante ante el Dinamo Moscú (1-5). El revés se unió a la derrota del pasado martes ante el Barcelona en Champions, que le dejó también K.O. en Europa. "Los propietarios del club han decidido que Unai Emery no entrenará más al Spartak. Informaremos a la brevedad sobre nuestros futuros pasos. Gracias", anunció el director del club, Valeri Karpin ante el júbilo de la prensa, que mostró sus reticiencias con el míster guipuzcoano.

Emery, quien firmó un contrato de dos años con el equipo moscovita, que ahora es sexto en la clasificación, estaba cuestionado desde hace semanas por el entorno de la entidad moscovita. Además, desde el inicio del campeonato ruso el equipo más laureado del país hincó la rodilla ante el Zenit (0-5), el CSKA (0-2) y el Lokomotiv (1-2), además de ser eliminado de los octavos de final de la Copa rusa por el Rostov. Las críticas se agudizaron tras la derrota en el terreno del Anzhí de Majachkalá (2-1), líder bajo la batuta de Eto'o en el césped.

El Spartak, que fue semifinalista de la antigua Copa de Europa en los años 90, no gana el título de Liga desde 2001, una eternidad para sus aficionados. Los expertos y los aficionados del equipo más laureado de Rusia critican al Spartak de Emery por ser demasiado previsible, incapaz de cambiar el ritmo de los partidos y de desfondarse en las segundas partes. Exactamente 200 días ha sido la duración de esta aventura desdichada. El extécnico del Valencia ni siquiera compareció en la rueda de prensa, pues ya no era el entrenador. De hecho abandonó el estadio por una puerta de emergencia, para evitar cruzarse con prensa o aficionados, que le esperaban a la salida.