Vitoria. El Real Madrid dedica hoy la XXXIV edición del Trofeo Santiago Bernabéu a homenajear a don Alfredo Di Stéfano, el futbolista que cambió radicalmente el sino del club blanco hasta convertirse, según la FIFA, en el mejor club del siglo XX. Para dar contenido a la cita con la nostalgia, el equipo blanco se enfrentará al Millonarios colombiano, el otro equipo fundamental en la vida de La Saeta Rubia.
Di Stéfano, presidente de honor del Real Madrid, se exhibió en Chamartín hace 59 años, goleando con el Millonarios de Bogotá en un triangular. Y dejó prendado a los dirigentes madridistas, pero también a los barcelonistas. El equipo colombiano, sin quererlo, provocó una disputa entre Real Madrid y Barcelona, que hace décadas lucharon por hacerse con los servicios del que ha sido uno de los futbolistas más importantes e influyentes que ha jugado en la liga estatal.
El resultado de aquel contencioso dejó en la memoria blanca el nombre de Millonarios de Bogotá.
La relación entre ambos clubes comenzó hace justo 60 años, cuando el Real Madrid celebró sus Bodas de Oro con un triangular en el que participaron el Nörrkoping y Millonarios, que empataron 2-2 con los suecos y ganaron 4-2 a los anfitriones. En ese equipo jugaba Di Stéfano, que deslumbró marcando tres de los seis goles de la escuadra colombiana.
Era el año 1953, y, desde 1949, el mito madridista jugaba en Millonarios, donde llegó tras marcharse de River Plate aprovechando las reglas de una liga que, desobedeciendo las normas de la FIFA, decidió acoger sin pagar traspasos a los futbolistas que lo desearan. Di Stéfano fue uno de los que se aprovechó de esa medida, con la que, entre otras cosas, consiguió un sueldo mayor que el que tenía en Argentina. "Mi fichaje por Millonarios me convenía deportiva y financieramente. Mi estancia en ese club la recuerdo como muy agradable. Fue formidable, era un equipo muy parejo y muy bueno, en el que disfrutamos mucho y éramos amigos", recordó ayer en declaraciones a Efe Di Stéfano.
Tras muchas disputas, la FIFA consiguió llegar a un pacto con los clubes de la competición colombiana. Los jugadores rebeldes pertenecerían a esos equipos hasta el 15 de octubre de 1954, cuando volverían a su lugar de origen. Por tanto, Di Stéfano, a partir de esa fecha, volvería a ser de River Plate.
Su aparición estelar en Madrid desató una competición entre el club blanco y el Barcelona por ficharle. El Barça, con Ladislao Kubala enfermo de tuberculosis, necesitaba una estrella con la que llenar su hueco. Entonces, abonó a River cuatro millones de las antiguas pesetas para hacerse con sus servicios.
Di Stéfano llegó a instalarse en Barcelona, pero allí recibió la comunicación de la FIFA de que no podría jugar en el conjunto azulgrana porque legalmente pertenecía a Millonarios. Casi a la vez, Santiago Bernabéu llegó a un acuerdo con Alfonso Senior, presidente del equipo de Bogotá.
Con todos esos movimientos, Di Stéfano no pertenecía de ninguno de los cuatro clubes y la Federación Española de Fútbol consultó a la FIFA, que tomó una postura salomónica: jugaría dos temporadas seguidas en el Real Madrid y las dos siguientes, la de 1954-55 y la 1955-56, en el Barça.
Di Stéfano debutó oficialmente con el Real Madrid en un duelo de liga que ganaron 4-2 al Racing. En la séptima jornada de aquel campeonato, el Madrid recibió al Barcelona, que dos días antes del duelo renunció definitivamente a sus derechos por el argentino. Craso error. Entonces, cambió la historia.
Antes de su llegada, el Real Madrid había ganado sólo dos títulos de liga. El Barça, tenía seis. Tras su marcha, en 1964, dejó una estela de ocho nuevas Ligas, más las cinco Copas de Europa consecutivas.
Por eso el Real Madrid rinde hoy también tributo a Millonarios, que en aquel farragoso fichaje se entendió con el Real Madrid y no con el Barcelona, y Mourinho al brasileño Kaká, a quien por fin le dará minutos de juego.