Donostia. Las lágrimas de Cristian Garma mientras recorría las bancadas de la Bizkaitarra representan el sentimiento de lo que supone para los integrantes de Kaiku la Bandera de La Concha ganada ayer. En la trainera sestaoarra, quien no buscaba resarcirse de los golpes que supusieron las derrotas de 2010 y 2011, buscaban estrenarse con la elástica verdinegra. Garma, quien ya sabía lo que era pisar la rampa donostiarra como campeón con los colores de Castro, tuvo el honor de ondear ayer la sexta Bandera de La Concha de Kaiku. Es la segunda del actual proyecto sestaoarra, la que deja en el paladar el sabor de la reconquista y borra, para algunos más que para otros, el amargo sabor de la decepción del último bienio.

Donostia no encerró esta vez ninguna trampa para los equipos que pugnaban por el título. El cielo, al mediodía, no era completamente azul, pero el poco viento que se levantó antes de las tandas masculinas no condicionó las tandas. Como se había anunciado en los partes, las olas tampoco hicieron acto de presencia, por lo que la bahía donostiarra esperaba a las traineras como un plato.

El azar quiso que Kaiku y Urdaibai bogasen uno al lado del otro. Tal y como querían los propios protagonistas del duelo, podrían mirarse a la cara y vigilarse en corto. Los bermeotarras partieron desde la calle tres, mientras que los hombres de José Luis Korta lo hicieron por la cuatro, rozando la isla de Santa Clara. En cuanto el juez de mar dio la salida con su bandera, los dos favoritos saltaron disparados con ritmos de 51 paladas.

La victoria de Kaiku se cimentó en la estrategia favorita del entrenador de Ortzaika. Los de Sestao intentaron romper la tanda desde la primera palada. Ningún equipo pudo mantener la potencia de su remada y antes de llegar a la zona del Aquarium ya aventajaba en dos segundos a Hondarribia y Urdaibai y mejoraba en más de cinco segundos el tiempo que había dejado San Juan en la primera tanda.

Fuera de la bahía las condiciones de la mar no variaron mucho, por lo que quedó claro que la tanda sería lo más parecido posible a sentar a los remeros en ergómetros. En esa guerra Kaiku demostró no tener rival hoy por hoy. Las bancadas de la Bizkaitarra, cuando no se ve afectada por los cupos, están cargadas de vatios.

sentencia en la ciaboga A dos metros de la ciaboga, la Bou Bizkaia perdía cinco segundos respecto a la proa de la tanda. Los de Juan Mari Etxabe no fueron capaces de enlazar una serie más exigente que les hiciese llegar a la maniobra con una distancia menor, de un solo bote, que les permitiese ilusionarse con un largo de regreso en el que jugarse el todo por el todo. Pero todos los esfuerzos fueron en vano. Kaiku, instalado en su ritmo de 37 paladas, el que parece que dominan casi sin despeinarse, no cedió ya un solo segundo de los cosechados sobre sus perseguidores. Garma, con una maniobra perfecta y abierta para no rozar las balizas trampa donostiarras, enfiló la playa con la proa de la Bizkaitarra. Urdaibai giró con seis segundos de desventaja, Hondarribia con nueve y Tirán con 11.

Una vez sobrepasado el ecuador de la tanda, Urdaibai comprendió que la proeza era ya inalcanzable. Los 3.92 segundos con los que tenían que aventajar a Kaiku para ser campeones se antojaban pecata minuta en comparación con el terreno a recuperar en la misma jornada de ayer. El mazazo psicológico en las bancadas de Urdaibai se notó tibiamente. El ritmo de Kaiku no aminoró hasta la mitad de la bahía. La cuenta de segundos se amplió hasta los 12 segundos, pero Urdaibai supo mantener la dignidad y mantenerse en la regata, sin dejar que Hondarribia sacase su botín hurgando en la herida.

Es más, los de Mikel Horbañanos fueron la enésima víctima de los buenos finales de Tirán. El equipo gallego, que había llegado a la baliza con dos segundos de desventaja sobre la Ama Guadalupekoa, consiguió adelantarle dentro de la bahía y hacerse con el tercer puesto del cómputo general de la Bandera.

Kaiku llegó a meta en solitario, evidenciando la distancia que ha habido esta temporada sobre sus rivales. Se acabaron así las intrigas, las conjeturas y apuestas. Kaiku ganaba su sexta Concha, reconquistaba el campo de regatas que se le había atragantado los dos años anteriores. La Concha vuelve a ser verde.

Después llegaron los abrazos, las lágrimas, el pañuelo de Aginaga en manos de un emocionado Iñaki Errasti, el chapuzón de José Manuel Monje en el puerto donostiarra y, sobre todo, un gesto que debe servir para mostrar el camino del remo vizcaino en los próximos años. Los remeros de Urdaibai, con la derrota todavía quemando las entrañas, se pusieron en pie en su trainera y recibieron con aplausos a la Bizkaitarra, la campeona con honores.

brilla san juan Antes del gran duelo, en la primera tanda, otros cuatro equipos peleaban por objetivos más modestos. San Juan brilló ganando su manga con autoridad, plasmando con hechos la superioridad que se le suponía sobre Astillero, Donostiarra y Chapela.

La sorpresa fue el rendimiento de la trainera local. Tras ser última en la primera jornada, la Torrekua aguantó dignamente el ritmo de un ACT como Astillero, llegando a meta a solo cuatro segundos de los de Jon Salsamendi.