madrid. No ha ganado Euskaltel-Euskadi y tampoco ningún otro corredor vasco, como en 2009, el año que el conjunto naranja pisó el segundo cajón del podio con Samuel Sánchez. Los éxitos del ciclismo vasco en esta Vuelta se centran, sobre todo, en la grandísima victoria de etapa que el sevillano Antonio Piedra le dio al Caja Rural navarro en los Lagos de Covadonga 23 años después de la del holandés Mathieu Hermans con el mismo maillot. También la combatividad de Javier Aramendía, que ayer cogió su quinta escapada de la Vuelta. Y, claro, la crono por equipos del Movistar que vistió a Jonathan Castroviejo de líder durante dos días, hasta Arrate. Pudo heredar ese maillot Beñat Intxausti en Valdezcaray, pero un mal día al que le condenó el calor y la tensión de los abanicos y la caída de Valverde, le privó de ello. De todas maneras, el vizcaino del conjunto telefónico tuvo días soberbios como el de la crono de Pontevedra, la subida a la Gallina, la etapa del Cuitu Negru o la de Fuente Dé, la tarde del ataque de Contador, donde fue vital para que Valverde se acercase al madrileño y superase a Purito en la general para acabar segundo. Intxausti, que en el Giro vivió con resignación cómo la fiebre le borraba de los primeros puestos de la general en los tres últimos días, acabó décimo, por primera vez en el top-ten de una grande, lo que confirma, como él dice, que tiene motor para las carreras de tres semanas.