1º PIEDRA, Antonio (Caja Rural)5h 01' 23''
2º PÉREZ, Rubén (Euskaltel)a 2:02
3º MONDORY, Lloyd (Ag2r)m.t.
GENERAL
1º RODRIGUEZ, Joaquim (Katusha)58h 17' 21''
2º CONTADOR, Alberto (Saxo Bank)a 22''
3º VALVERDE, Alejandro (Movistar)a 1:41
cangas de onís. Cuando algo no funciona hay que darle una vuelta al asunto, derribar el edificio y empezar a construir desde abajo. Para cambiar, nada mejor que hacer algo diferente. Algo nuevo. Otra cosa. Contador pasa de poner a sus chicos a tirar del carro durante la etapa para hacer más duro el camino a los Lagos de Covadonga como hizo el día antes en Ancares y esa ausencia da para una tesis sobre la posibilidad de que el madrileño haya escarmentado de tanto chocarse contra el cuerpo menudo de Purito, su arrancada prodigiosa y su cabeza fría. Con el cambio, Contador trata de calentarle los cascos.
La subida a los Lagos es un comecocos donde nada es lo que parece. Parece, por ejemplo, que Froome ha resurgido, que ha reencontrado las piernas, las del Tour o parecidas, cuando pone a sus colombianitos a tirar como posesos antes de pasar por la puerta del hostal El Peregrino, donde arranca el puerto. Pero es un farol. O eso, o se engaña a sí mismo. Más arriba, después de la Huesera, lo duro, los mismos escarabajos tienen que tirar como bueyes del inglés, que se retuerce y se duele, la cabeza metida entre los hombros, despatarrado, para tratar de agarrarse a sus aspiraciones de podio al que se sube Valverde tras un ataque maestro y una subida inteligente.
Antes de eso, mucho antes, está Contador haciendo garabatos en la pizarra. Dibuja rayos y centellas. Pinta ciclistas como truenos, que es en lo que se convierten sus fieles Dani Navarro y Jesús Hernández. Y su chico nuevo, el tal Majka, un polaco arrollador que tira del carro como un pura sangre. Los tres corren por delante del pelotón de Contador, del que se espera un gran ataque que haga temblar a Purito. Para eso ha ordenado a sus hombres que abran camino. Para que le quiten el viento cuando parta. Lo que está ocurriendo tiene inquietar al líder. ¿O no? El tipo va ahí, tranquilo a rueda de Contador.
De eso debe tratarse porque pasan los kilómetros, se va acercando la Huesera y sus rampas del 15% y el madrileño sigue sin lanzar su misil de todos los días. Hoy sí, juega con los nervios Contador, con la cabeza. Le ha puesto una mordaza al corazón.
Las piernas de Piedra Antón está en otra cosa. En una lucha interior. Se sabe en condiciones porque se ha preparado bien en verano, pero las piernas no acaban de cuadrar la ecuación. No van. Sin resultado, el escalador vizcaino entra en una dimensión compleja en la que la única luz que le ilumina es la certeza de que quiere luchar por una buena general. Por eso no se rinde. Por eso sufre y tira de casta. Más que las piernas, el deseo es el que arrastra su cuerpecito de escalador cuando ataca antes de la Huesera. Y después. El coco sostiene al vizcaino, que se aparta a un lado cuando se desatan las bestias y lucha por lo suyo. Al final del día sigue décimo en la general.
"¿La cabeza?", se extraña Antonio Piedra cuando le preguntan cómo ha podido domar la subida a los Lagos tras dejar sentados a sus compañeros de escapada -entre ellos el bravo Rubén Pérez y el generoso David de La Fuente-, cruzar la terrible Huesera y darse un baño de felicidad en el lago Enol. "La cabeza no, las piernas, las piernas, que son las que me han llevado hasta arriba", dice el sevillano, 26 años y una victoria para toda la vida.
Mientras Piedra disfrutaba del camino entre lago y lago, del Ercina al Enol sabiéndose ya ganador, pensando en que ese pedazo de historia se la regalaría a Xavi Tondo y a Dani García, un amigo de la infancia que falleció hace tiempo, por detrás el grupo de los favoritos entraba en la Huesera sin que nadie acertara a saber a qué jugaba Contador. ¿A qué espera? Antes de que hubiese una respuesta, surgió Alejandro Valverde como una exhalación.
Valverde lanzó su ataque, durísimo y prolongado, y no le prestó atención al hecho de que Contador y Purito se le colgaran de la chepa. Su cabeza estaba con Froome, con la angustia del inglés, con su dolor. A eso se dedicó hasta que llegó a meta. A echar al británico del podio. Para ello, se encomendó al buen paso de Nairo Quintana, que se dejó hasta el último gramo por él. Y se desentendió de la pelea subterránea entre Contador y Purito, un comecocos indescifrable.
Cinco ataques de Contador El madrileño atacó en el Mirador de la Reina, tras la Huesera, y Purito le contestó con la frescura de todos los días. El segundo misil de Contador no se hizo esperar. Un poquito más arriba volvió a la carga y esta vez la respuesta del líder no fue inmediata. Pensó, primero, en que Quintana y Valverde, que habían llegado a la altura del dúo, taparían el hueco. Luego, cuando comprobó que eso era improbable, salió a por el de Pinto, le quitó un cacho con el acelerón y se quedó ahí, a unos metros angustiosos. "En ese momento he estado a punto de decir que no podía más", contó luego. De rendirse. Le sostuvo la cabeza, bien anclada sobre los hombros. En ese mano a mano extremo por ver quién cedía primero al sufrimiento y se volvía a sentar sobre la bicicleta, el símbolo de la rendición, ganó Purito, que se acercó a su rival, se puso a su altura y le miró de arriba abajo, con lo que eso castiga el orgullo. Sabía la fibra que tocaba.
Purito repitió la maniobra en los otros tres ataques que ejecutó Contador. La respuesta firme y la mirada desafiante. Aquí estoy yo. Así hasta arriba, hasta el lago. Allí firmaron tablas los dos favoritos a ganar la Vuelta, con ventaja moral para el líder, que no hay por dónde pillarle. Con ellos entró Valverde, que asestó un golpe importante a Froome, le comió 35 segundos que son los que le saca ahora al inglés en la general y le echó del podio.
Reposado junto al lago negó Contador que jugase con los nervios de Purito al cambiar de táctica. "Lo que pasaba es que no me encontraba bien, no tenía buenas sensaciones en las piernas y por eso no he hecho dura la carrera". "¿Que no estaba bien? Pues menos mal", suspiró Joaquim Rodríguez, que cuando le preguntaron si está intentando sacar de quicio al madrileño respondió que para nada, que es él el que le está comiendo la moral con tanto ataque. "¿Cuántos lleva en la Vuelta? ¿32? ¿33?". "Y lo seguiré intentado. Mañana más. No sé si ganaré, pero va a estar entretenido. Ataco para vencer, pero Purito me lo está poniendo muy difícil", advirtió Alberto Contador, que no se rinde. Y el líder no se confía. "No, claro que no he ganado la Vuelta". Pero le está comiendo el coco a Contador.