alain laiseka

ferrol. "Por supuesto", responde Purito cuando tras ahogar a Contador en Ézaro, la cuesta de la muerte, le preguntan si se siente el ciclista más poderoso del momento, el mejor, el hombre a batir. Lo dice en broma, claro, y lo matiza después, ya serio, explicando que lo que siente es que está muy bien, que no es líder por casualidad, que se lo ha currado, pero que, de todas maneras, espera que Contador les ponga las pilas ahora que llega su terreno. Y, sin embargo, tiene más relevancia la broma que lo serio. Cuenta más cosas. Tras esa sonrisa se esconde la seguridad con la que el ciclista catalán afronta de líder tres días decisivos en la Vuelta: hoy, Ancares; mañana, Lagos de Covadonga, y el lunes, Cuitu Negru. Ahí está mentalizado para resistir la esperada ofensiva del madrileño.

Es el nuevo escenario de la carrera. Puertos largos y duros. Otra cosa que no tiene que ver con las subidas cortas y extremas, los porcentajes imposibles, los desarrollos de mountain bike, en las que ha saltado por los aires el pelotón en un espectáculo maravilloso. En esa fiesta de fuegos artificiales, chispas, pólvora y luces de colores, Purito se ha movido como pez en el agua. A Contador, por ejemplo, le ha sacado tiempo en todas las llegadas en alto salvo en la de Valdezcaray. En Arrate y en la Collada de la Gallina, por medio de bonificaciones; pero en las demás, Fuerte de Rapitán y Ézaro, dejó sentado al madrileño. Froome no ha estado a la altura del catalán en ninguna de las metas en montaña, salvo en Arrate. Solo Valverde le ha contestado ganándole en el santuario y en la Collada de la Gallina, pero cediendo, sobre todo, el miércoles en Ézaro y en aquel día negro del Movistar en Valdezcaray, el de los abanicos y la caída.

Así, resumiendo y tras el test de la crono de Pontevedra, Purito llega a la gran montaña con 13 segundos de ventaja sobre Contador, 51 sobre Froome y 1:20 sobre Valverde. Antón, undécimo, está a 6:08 e Intxausti, a 6:51.

Todo medido Como con la respuesta bromista de Purito, de todas maneras, cuentan más cosas algunas de sus maniobras en momentos clave que las victorias que ha conquistado (dos, como Valverde) o el tiempo que ha conseguido con sus ataques explosivos. Dice más de su ambición y convicción en ganar la Vuelta el hecho de que en cada arrancada haya medido de manera escrupulosa la rentabilidad de ese gasto de energía. Joaquim ha corrido con la calculadora. Con la cabeza en la general, en que cada segundo era importante.

En Fuerte de Rapitán esperó a rueda de Froome hasta los últimos 200 metros sabedor de que la victoria de etapa traía consigo un botín de doce segundos de bonificación. En la Collada de la Gallina, Andorra, atacó a 250 metros para atrapar a Contador, que marchaba un palmo por delante, aunque era consciente de que a su rueda estaba Valverde y de que este le ganaría al sprint. Su triunfo, lo tenía calculado, eran la bonificación y los segundos de ventaja con Froome. En Montjuïc no pestañeó a la hora de colaborar con Gilbert. Lo tenía claro: para el valón la etapa; para él, los segundos.

Así, segundo a segundo, ha tejido Purito su traje rojo. Su liderato está cosido por las bonificaciones. Sin ellas, el líder sería Contador, pero el debate sobre la conveniencia de ese premio extra en meta es un callejón sin salida. Están y punto. Para todos, aunque Purito sea el que más en cuenta las ha tenido.

Purito piensa a lo grande. Aunque bromee con ello. "¿Pensar? Si no pienso ni cuando estoy tumbado en la cama, cómo voy a pensar cuando estoy en carrera". Y, sin embargo, lo tiene todo calculado. Cuando le preguntan hasta cuándo espera mantener el maillot de líder responde que ojalá que sea hasta Madrid. Es lo que tiene metido en la cabeza. Dice que se lo merece por el trabajo, por el sacrificio, los dos meses concentrado en altura después de descansar de los esfuerzos del Giro. Allí, en Italia, ya vivió una situación similar a esta. Antes de la última semana monstruosa, la de los grandes puertos de los Dolomitas y la crono de Milán, el catalán era líder, se había descorchado en los finales explosivos de las dos primeras semanas y miraba con confianza a lo que se le venía encima. Resistió las cuestas largas y duras de Italia, el Gavia, el Stelvio y las demás. Hesjedal solo pudo derribarle en la crono del último día.

Beñat Intxausti, que también cuenta en estas tres etapas decisivas tras sobreponerse al varapalo inexplicable de Valdezcaray, estuvo en aquel Giro, observó bien a Purito y dice que era distinto al de los últimos años. Que seguía siendo imbatible en los repechos duros, pero que, además, se había completado como ciclista y era un escalador más resistente, capaz de mantener el ritmo en los puertos que antes le desfondaban.

El helicóptero Es a lo que se enfrenta estos tres días. Hoy, los diez kilómetros al 7% de Folgueiras de Aigas y los otros diez de Ancares al 8,1% de medio; mañana, los siete kilómetros del Mirador del Fito al 8,3% y los 13,5 de Lagos de Covadonga al 7%; y el lunes, San Lorenzo (10 kms. al 8,5%), La Cobertoria (8 kms. al 8,6%) y el Cuitu Negru (19,4 kms. al 6,9%).

"Es la tierra de Contador", dice Eusebio Unzue; "los puertos largos y las grandes pendientes". "Es para lo que me he preparado, mi terreno. Me siento bien, con ganas, deseoso de que llegue y de que las sensaciones sean buenas. En función de eso, seré agresivo o no, pero no soy el único que tiene que atacar para ganar la Vuelta. Si Alejandro o Froome la quieren, tendrán que hacerlo también", razona el madrileño.

Unzue, que al inicio de la Vuelta estaba convencido de que a Valverde las piernas se le irían cargando de plomo con el paso de los días, ha cambiado de opinión y confía ahora en que su chico aguantará. Intxausti también lo cree, aunque para explicar por qué solo argumente que el Bala es un fenómeno. ¿Y Valverde qué dice? Tres palabras. Dos, cuando le recuerdan que hoy empieza la montaña. "Sí, sí". Y una más cuando le preguntan qué tal está. "Bien". El murciano, tan abierto siempre, se cierra así en sí mismo. Ya hablará hoy en la carretera.

Froome, en cambio, deja un par de cosas para anotar en la libreta. Que se siente bien pero que sus piernas no son las del Tour, "están más cansadas". Y que Purito es el favorito para ganar la Vuelta.

"Soy favorito porque voy de líder. Es cierto que para arriba me he encontrado bien hasta ahora, pero solo tengo 13 segundos de ventaja y en cualquier momento puede cambiar todo. Por eso, no siento la presión por ser favorito. La sentiré, si acaso, si llego al segundo día de descanso de líder". Es en lo que tiene en mente. Resistir a Contador. Para eso, ha cuidado todos los detalles. A Ancares, Lagos y Cuitu Negru subirá en bicicleta, claro, pero bajará en el helicóptero que ha alquilado para que él y Dani Moreno pierdan el menor tiempo posible de descanso. Ya hizo algo parecido en el pasado Giro cuando defendía su jersey rosa en los Dolomitas. De rojo en la Vuelta, Purito piensa a lo grande.