Valdezcaray. Frente al santuario de Arrate, Unzue, eufórico tras la victoria de Valverde, también por su liderato, pasa revista a los rivales, habla, claro de Purito, Froome y Contador, los tres compañeros del murciano en el sprint, y, después, añade a Igor Antón pese a que el vizcaino ha llegado en el segundo grupo. "Le ha hecho daño el calor, pero Igor está mejor de lo que se ha visto hoy".
Un día después, Antón sufre con el ataque inesperado de Contador en Valdezcaray, cede terreno, lucha por mantenerse arrastrado por la voluntad y las piernas de Verdugo, algo impagable, y cuando llega a meta 30 segundos después que el resto de favoritos, tuerce el morro y dice que no ha tenido su día. Bajo el sol que muerde, habla del calor. "Hacía mucho". Fundido. La estación de esquí era un horno. "La verdad es que no he tenido mi día, pero he conseguido minimizar la pérdida", analiza el escalador vizcaino que, preocupado, resta importancia al tiempo que se ha dejado y pone la lupa en las señales. "El hecho importante es que me he quedado y eso no es bueno. Pero hoy ha sido un día complicado. El llano ha hecho daño. Como el viento y los abanicos. Esto no tiene nada que ver con lo del año pasado. Ahora estoy mejor y espero seguir creciendo según avance la Vuelta", explica Antón, que lucha por una buena general y alcanzar su mejor estado de forma en la semana decisiva de la montaña asturiana.
Intxausti, desfondado Como Antón, pero más aún, sufrió Intxausti en Valdezcaray. Se quedó también cuando Contador aceleró el ritmo a diez kilómetros de meta. Luego, le cogió Valverde y tiró del murciano hasta que se desfondó. Perdió casi tres minutos con el grupo de favoritos. "No sé muy bien qué me ha pasado. No tenía fuerzas. Puede que fuera el calor. No lo sé. O la tensión después de la caída y los abanicos", reflexionó el zornotzarra del Movistar, que de haber llegado a meta con Purito, Contador, Cobo, Froome y los demás, habría heredado el maillot rojo de Valverde.